20 tradiciones de Navidad cuyo origen posiblemente no conoces

Isaías Blázquez
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Repetimos rituales todos los meses de diciembre sobre los que pocas veces nos hemos preguntado algo básico: ¿por qué? Desde poner el árbol de Navidad, cuyos orígenes son bastante más sangrientos de lo que podrías imaginarte, hasta el origen del nombre de Santa Claus, bastante más europeo de lo que crees. Continúa leyendo porque posiblemente descubras curiosidades y aprendas historia gracias a las tradiciones de Navidad que todos los años repites, y que nosotros hemos descubierto en el especial de Nochebuena de CMM con Ramón García y Juncal Rivero. ¡Empezamos!

1. Ponemos el Belén... de "milagro"

Se dice que la costumbre de representar el nacimiento de Jesús con figuritas se originó en la Edad Media, hace la friolera de 800 años.  El primer belén del que se tiene noticia se lo debemos a San Francisco de Asís, que en 1223 celebró la misa de Navidad dentro de una cueva, en Italia. En esa cueva, San Francisco de Asís colocó dentro un pesebre y a ambos lados, un buey y un asno vivos.

Cuenta la tradición que cuando San Francisco tomó la imagen del niño en sus brazos sucedió un milagro,  porque el niño Jesús cobró vida. Este milagro corrió de boca en boca por toda Italia y así comenzaron a ponerse belenes en todas las casas en Navidad.

Queda lejísimos, pero de Italia vino un rey a España que se llamaba Carlos III. El famoso Carlos III que venía de ser rey de Napoles y allí los belenes eran toda una institución. Cuando vino aquí y llegó la Navidad lo primero que hizo fue poner su belén napolitano. A la gente le gustó cómo quedaba y así se quedó la tradición.

2. El origen de los villancicos: no trataban de la Navidad

Los villancicos tienen su origen hace unos 500 años. Eran las canciones populares que cantaban los villanos, es decir, los habitantes de las villas, de ahí su nombre. Pero más curioso es que los primeros villancicos no trataban en un principio sobre temas religiosos o de la Navidad, sino que eran canciones populares que cantaban al amor o a la vida cotidiana en general.

En el siglo XVII, las canciones que se cantaban en las misas de Navidad eran en latín, una lengua que a la gente normal le sonaba a chino, porque no la dominaba. Entonces nadie cantaba esas canciones. Fue entonces cuando a los que dirigían los coros en las iglesias se les ocurrió coger esas canciones que la gente cantaba por las calles y cambiarles la letra por otra en las que se hablaba de las tradiciones navideñas.

El éxito fue tan grande que muchos de estos villancicos se imprimieron en partituras y se empezó a cantar por todo el mundo. Es el caso del famosísimo villancico “Noche de paz”, que está traducido a más de 300 idiomas y que puede presumir de ser la canción más popular y cantada de todos los tiempos.

3. El pavo que te comes tiene antepasados americanos

Los españoles nos trajimos el pavo de América a Europa hace unos 500 años. Según dicen, a Hernán Cortés se lo dieron a probar los indios aztecas y lo trajo a España. Aquí había pollo pero era muy poca cosa para dar de comer a toda una familia en la cena de Nochebuena. En cambio el pavo, que era muy grande, daba para todos. Eso sí, solo en las grandes celebraciones, porque se cuenta que costaba un jornal.

4. Los Christmas tienen su origen en un pecado capital

En concreto, la pereza. Aunque la otra lectura sería el ingenio. Hace más de 150 años, en 1843, a un aristócrata inglés cansado de escribir las felicitaciones de Navidad a mano, porque antes eran como una carta, se le ocurrió encargar a un amigo pintor que le dibujara una escena navideña. Este aristócrata mandó imprimir unas tarjetas con este dibujo y solo tuvo que escribir el mensaje “Feliz Navidad”.

Como ponía Happy Christmas, la gente empezó a llamar Christmas a las felicitaciones. Cuando se los envió a sus amigos y familiares fue tal el éxito que en los años siguientes se convirtió en una moda, y empezaron a imprimirse un montón de tarjetas con dibujos navideños. Por cierto que  "Christmas" significa en inglés “Misa de Cristo”. “Christ” significa Cristo y “mas” significa misa.

5. ¿A quién se le habría ocurrido lo de poner un árbol de Navidad?

El origen del tradicional árbol de Navidad se remonta al principio de los tiempos, cuando los hombres adoraban a los elementos de la naturaleza: el sol, la luna, las tormentas, la tierra… y los árboles.  Los druidas, que eran como los sacerdotes del pueblo celta que habitaban en el norte de Europa, creían que los árboles eran sagrados porque su copa se hallaba en el cielo, y sus raíces se hundían en el infierno.  De esta manera el árbol unía dos lugares mágicos: el cielo y el infierno.

¿Cómo llegó esa tradición a nosotros? Gracias a San Bonifacio, el santo que evangelizó a los pueblos celtas. Adaptó la costumbre de adorar a los árboles a la nueva fiesta que celebraban los cristianos para conmemorar el nacimiento de Jesús: La Navidad. Según cuenta la leyenda, tomó un hacha y cortó un árbol que representaba a un dios celta, y en su lugar plantó un abeto, que por ser un árbol de hoja perenne simbolizaba el amor eterno de Dios.

Los celtas ya adornaban los árboles, pero con la sangre y las armas de sus enemigos. San Bonifacio en lugar de sangre colocó velas que representaban la luz que Jesucristo daba al mundo. Y también colgó manzanas para simbolizar el pecado original.

Y con el paso del tiempo a las manzanas y las velas se les unieron otros objetos, como los lazos que simbolizaban la unión entre la familia, las herraduras que atraían la suerte, las piñas como símbolo de la inmortalidad, las bolas de colores que inventaron los sopladores de vidrio de Bohemia, o la estrella que se coloca en la parte más elevada del árbol en recuerdo de la estrella de Belén.

6. El origen toledano del mazapán

Se dice que lo inventaron las monjas del convento de San Clemente en Toledo. Fue durante una hambruna que se padeció en Castilla tras la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, hace ya 800 años.

Por lo visto, en aquel momento no había trigo en la ciudad. Así que decidieron dar de comer a los hambrientos mezclando las dos cosas que tenían, almendras y azúcar. De hecho, los moldes más antiguos que existen de mazapán se conservan en ese convento.

Y, ¿por qué se llama mazapán? ¿Porque es un pan que se hace con una maza? Hay otra versión, más bonita que dice que los cristianos comían este dulce para celebrar la Pascua. Por eso se le llamó “pan de marzo”, o marzapanne en lenguaje antiguo.

7. Tenemos mantecados por culpa de la invasión francesa

Esa es una historia muy curiosa que se remonta a la invasión de los franceses, hace 200 años. Por lo visto, en algunos pueblos andaluces como Estepa, los franceses talaron una gran cantidad de encinas para evitar que se escondieran los guerrilleros y bandoleros españoles.  Al talar las encinas que alimentaban a los cerdos tuvieron que matar a muchos de ellos, lo que provocó un excedente de manteca de cerdo. Y con esa manteca de cerdo se empezaron a elaborar dulces caseros como los mantecados.

8. El turrón... de leyenda

Es otra de las tradiciones de Navidad más típicas pero nadie sabe con seguridad de dónde viene el turrón. Pero de todos los posibles orígenes de los dulces éste es el que más nos ha gustado.  Una leyenda cuenta que un rey andalusí contrajo matrimonio con una princesa del norte de Europa. La princesa se sentía muy triste al no poder disfrutar de los paisajes de su país, llenos de nieves perpetuas. El rey, para alegrarle el ánimo a su princesa, plantó en su palacio miles de almendros.

Así, cuando los almendros empezaron a florecer llenaron el paisaje de colores blancos, de tal modo que todo parecía nevado. Y ella recuperó el ánimo. Los cocineros de palacio aprovecharon los frutos de estos almendros para elaborar los primeros turrones.

9. Y, ¿por qué tiene ese nombre la Misa del Gallo?

También hay varias versiones. Unos creen que era la misa que se celebraba cuando cantaba el gallo, que tendría su origen en el siglo V d.C. Hay también una leyenda que cuenta que se llama así porque se dice que el primer ser vivo que presenció el nacimiento del niño Jesús en la cueva de Belén y lo comunicó al mundo fue un gallo.

Este gallo salió rápidamente a pregonar la buena nueva a los cuatro vientos: primero a la mula y al buey, luego a los pastores y a sus ovejas y más tarde a las gentes que vivían en la región. Este orden de aviso dio lugar a los nombres populares que han recibido las tres misas de Navidad: la primera es la misa del gallo o de la aurora, la segunda es la misa de los pastores y la tercera es la misa del pueblo.

10. ¿Santa Claus no tiene origen norteamericano?

Ese nombre, Santa Claus, no. Nos tenemos que remontar 1.700 años en el tiempo. El origen de Santa Claus se basa en una figura histórica: San Nicolás, un obispo cristiano que vivía en la época del imperio romano en lo que hoy es la actual Turquía, y que se hizo famoso por repartir su enorme fortuna entre los más pobres.

Cuando los musulmanes invadieron Turquía hace unos 1000 años, los cristianos se llevaron los restos de San Nicolás a la ciudad italiana de Bari. Dicen que en esa ciudad hubo tantos milagros gracias a este santo que se hizo famoso en toda Europa. Pero como el idioma en el centro de Europa era diferente, a San Nicolás se le empezó a llamar Sinterklaas. Y cuando los europeos emigraron a Estados Unidos, allí en lugar de Sinterklaas lo pasaron a llamar Santa Claus.

Y fue a partir de entonces cuando en América se creó una nueva leyenda sobre un anciano alegre y bonachón, con una panza muy grande llamado Santa Claus, que en Navidad recorría el mundo en su trineo, distribuyendo regalos. El personaje de Santa Claus se hizo muy famoso en América, tanto que su fama llegó a Europa, donde en algunos países cambió su nombre por el de “Padre de la Navidad”. Por ejemplo, en Inglaterra se le llamó Father Christmas, en Francia Pére Noel y en España Papá Noel. Porque en nuestro país, tomamos prestada la palabra Noel, que significa Navidad en francés.

11. Las flores de Pascua... ¿mexicanas?

Poner flores de Pascua es una tradición de Navidad como todas las anteriores. Se cree que las hojas en forma de estrella se parecen a la Estrella de Belén. Los curas de México empezaron a utilizar estas flores en las procesiones navideñas. Sobre todo porque florecían justo coincidiendo con la época de la Pascua. De ahí su nombre.

Las hojas cambian al color rojo debido a la oscuridad de las largas noches de invierno. Si las encierras en un cuarto oscuro, verás como se ponen rojas.

12. ¿Había 12 Reyes Magos?

Esta tradición se repite cada año para recordar que hace más de 2.000 años los Reyes Magos llegaron de Oriente para llevarle regalos al niño Jesús, guiados por una estrella.  Pero, ¿a que tú no sabías que el Evangelio no menciona cuántos reyes magos eran? De hecho durante un tiempo se creía que eran cuatro, pero había gente que decía que eran hasta doce.

Eso debió pensar un Papa hace 1500 años cuando estableció oficialmente el número actual de tres Reyes Magos, basándose en los tres regalos que recibió el niño Jesús: oro, incienso y mirra.  El oro, el más preciado de los metales, simbolizaba a los reyes. El incienso, simbolizaba a los dioses, por eso se utiliza en todas las ceremonias religiosas. Y la mirra, simbolizaba al hombre.

Los tres Reyes, a su vez, simbolizaban las tres razas, las tres edades del hombre y los tres continentes conocidos hasta entonces: Asia, África y Europa. Por eso Melchor es rubio como los europeos, Gaspar tiene los ojos más rasgados como los asiáticos y Baltasar es negro representando a África.

13. "Carbonilla" tiene la culpa de que no te gusten tus regalos

Uno de los mayores temores de los niños en el día de Reyes es descubrir que en vez de juguetes los Reyes Magos les han traído carbón. El origen de esta tradición lo encontramos en Carbonilla, uno de los pajes de los Reyes Magos. El trabajo de Carbonilla consiste en vigilar a los niños durante todo el año para saber si han sido buenos o malos. Carbonilla es el encargado de decirle a los Reyes Magos qué niños merecen juguetes y cuáles no. A los niños que se portan mal, en lugar de regalos, el propio Carbonilla les deja un poco de carbón que coge de la chimenea de la casa.

14. Las luces de Navidad no las inventaron los comercios

Adornar con luces las calles de los pueblos y ciudades por Navidad es una tradición muy antigua, de hace miles de años.  En muchos lugares de Europa, donde los días de invierno son muy cortos y se viven temperaturas muy bajas existía la creencia de que encender luces y hogueras por la noche ayudaba al sol a ganar su batalla diaria contra la oscuridad. Y llenaban su calles y sus casas de velas y antorchas.

Por eso, los romanos celebraban el 25 de diciembre el “Natalis solis invictus”, es decir, el nacimiento del Sol invencible. Ellos creían que cada año el sol se hacía viejo hasta morir, y justo el 25 de diciembre nacía un nuevo niño Sol. Durante este día, se decoraban las casas con plantas verdes, se encendían velas para celebrar la vuelta de la luz, se colgaban figuras de los árboles y se hacían regalos a los niños.

Cuando en el año 321 el emperador Constantino legalizó el cristianismo, declaró que el 25 de diciembre, el día del “nacimiento del sol invencible”, pasase a ser una fiesta cristiana que celebrara el nacimiento de Cristo, la luz que vence a las tinieblas. Y desde entonces celebramos el día de la Navidad el 25 de diciembre.

Siempre se celebró con velas y antorchas, hasta que se inventó la luz eléctrica. Fue entonces cuando esta tradición de iluminar las calles en Navidad se convirtió en todo un espectáculo.

15. ¿Cuál fue la primera que se sorteó en España?

La Lotería de Navidad, la Lotería del Niño... Estas son fechas en las que confiamos mucho en el azar. Pero, ¿qué lotería fue la primera? Pues la Primitiva, por eso se llama así. La trajo Carlos III desde Nápoles hace 250 años, y se llamaba "Lotería por Números", porque tú elegías los números que podías jugar, como ahora con la Primitiva.

La que conocemos hoy como Lotería de Navidad se empezó a sortear 50 años después, cuando las tropas napoleónicas invadieron España, y los únicos gobernantes que pudieron escapar se refugiaron en Cádiz. Allí no llegaron los franceses, pero tampoco llegaba el dinero de Hacienda, por lo que se inventaron una Lotería para sacar un fondos y financiarse.

Había dos loterías, y tiempo más tarde, para que la gente no se confundiese llamaron a la primera de todas la “Lotería Primitiva”, por haber sido la primera; y a la segunda “Lotería Moderna”, porque era la más nueva. Esa lotería moderna como se sorteaba por estas fechas, al final la llamaron Lotería de Navidad.

¿Sabes que eso de tirar la casa por la ventana viene por la gente que le tocaba la lotería? Por lo visto, antes los muebles que había en las casas eran pocos y malos. Por eso, cuando a la gente le tocaba la lotería se puso de moda tirarlos por la ventana, para así tener que comprar unos nuevos y mejores a la fuerza, y de paso que la gente se enterara que tú eras el afortunado.

16. El roscón de Reyes tiene su origen en Saturno

No nos hemos vuelto locos. Por lo visto viene de la época de los romanos, que en diciembre, cuando acababan de sembrar, celebraban unas fiestas en honor de Saturno, el dios de la Agricultura. Y se hacía un dulce con forma de torta donde se metía una haba seca. A quien le tocaba el haba seca en el interior de su trozo, era nombrado “Rey de Reyes” durante todo un día.

17. ¿Por qué el año termina en diciembre?

Pues porque el primer mes era Jano, el actual enero, en honor al Dios romano del mismo nombre. Tambiñen ellos recibían el año nuevo como se merece, con alegría, una tradición que ya tiene miles de años. Los romanos dedicaban el primer mes del año al Dios Jano porque era el dios de los principios y de los finales. Por eso el mes de Enero se llama así. Enero viene de Jano. Donde se ve más claro es en inglés: January.

El primer día del año se invocaba al dios Jano invitando a los amigos a comer higos y miel con dátiles. Así se endulzaban los amargos momentos del pasado y se le daba la bienvenida al nuevo año con un sabor dulce.

Esta fiesta fue finalmente adoptada por los cristianos, intercambiando el dios Jano por San Silvestre, un famoso papa de la época que murió justo un 31 de diciembre.

18. Un histórico excedente de uvas...

La cosa dicen que empezó en 1909 en Alicante. Allí había uva para parar un tren y no se vendía. ¿Y que se les ocurrió? Pues decir que quien se tomara una uva por cada campanada que se daba a las doce de la noche del último día del año, tendría suerte en el nuevo año que entraba. ¡Y vendieron hasta la última uva! Y además se convirtió en toda una tradición y de lo más española.

19. El rojo en Navidad, ¿el diablo o la fuerza de la vida?

Se dice que en la Edad Media el color rojo se relacionaba con el diablo, la brujería, la sangre. Por eso las autoridades religiosas no veían con buenos ojos que la gente se pusiera la ropa de color rojo.

Sin embargo la gente también creía que durante el crudo invierno, cuando todo parecía muerto y gris, la sangre, es decir, el rojo, simbolizaba la fuerza de la vida. Por eso, cuando el sol nacía con el nuevo año, vestir una prenda de color rojo traía vida y buena suerte.

Pero como las prendas de color rojo estaban mal vistas, la gente las llevaba debajo de la vestimenta, para que así no se viera.

20. Bonus: las migas manchegas

De acuerdo, no es que sean exclusivamente navideñas, pero sí es una de nuestras tradiciones de Navidad más arraigadas y en algunos puntos de la región se comen mucho en estas fechas. Así que vamos a repasar alguna de sus curiosidades, por ejemplo, ¿sabes por qué llevan chorizo y panceta? Se dice que en los tiempos de la Reconquista, para distinguir a los cristianos viejos de los musulmanes, se le echaban trozos de cerdo y embutidos. Así se diferenciaban de las migas que hacían los musulmanes que no podían comer carne de cerdo. Se podría decir que las migas manchegas tienen embutidos y panceta de cerdo para parecer más cristianas.

A las migas manchegas también se les llaman migas de los pastores, porque en esta tierra siempre ha habido mucho pastoreo, y claro, si tienes que hacer una comida en medio del campo con lo que llevas en el zurrón, pues qué cosa mejor que unas buenas migas… y a meter la cuchara.

También se les dice migas ruleras, porque hay que darles muchas vueltas al hacerlo, rularlas… De ahí viene el refrán “las migas del pastor, cuanto más vueltas mejor; las del gañán, a las dos vueltas ya están". Si tienes la suerte de probarlas esta Navidad, ¡que aproveche!

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