El Milagro de la Luz de la Catedral de Cuenca en 360º

Redacción CMM
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La Catedral de Santa María de Cuenca es única en el mundo. No solo por las leyendas que la alimentan, como la de la salvación de todos cuantos entren en ella el Día del Juicio final, sino también por su variedad arquitectónica y su crisol de movimientos artísticos. A día de hoy, sigue escondiendo misterios en su seno. Misterios que los investigadores están sacando a la luz a base de contemplarla y estudiarla. Y cada vez aparece algo nuevo de forma inesperada. Parece un milagro.

Eso mismo nos ofrece la catedral 33 días antes y después del solsticio de verano: el milagro de la luz. Del 19 al 22 de mayo y del 25 al 28 de julio a una determinada hora, el sol alcanza su máxima declinación y durante varios días la altura máxima del astro rey no varía. Esto hace que sus rayos penetren en la catedral y se alineen con la girola y las vidrieras y a su vez con el óculo ubicado en la Transparente, centrándose su luz en puntos específicos y estudiados con anterioridad. Puntos que no reciben luz de forma baladí, sino que poseen una fuerte carga simbólica y bíblica.

La luz debería recaer íntegramente sobre el Altar Mayor, pero el Transparente neoclásico colocado en el siglo XVIII se interpone entre ambos. Curiosamente (más bien deliberadamente) los rayos recaen sobre el arca donde residen los restos del patrón de la ciudad de Cuenca, San Julián, situada en ese mismo Transparente tras el Altar Mayor. Además, la luz de las vidrieras laterales va a parar con un haz lineal sobre el cuadro de la Resurrección de Cristo, adquiriendo un significado simbólico importante.

Todas estas apreciaciones y distinciones lumínicas no son infundadas. Estos estudios hunden sus raíces en la llamada "teología de la luz" que tiene su origen en los siglos XIII-XIV. Esta corriente de pensamiento estudia el uso de la luz con fines simbólico-bíblicos e identifica belleza y luminosidad. La propia Biblia ya aporta un significado metafísico intenso  en fragmentos como: "Yo soy la luz del mundo, aquel que me siga no andará en las tinieblas, pues tendrá la luz de la vida" (Juan. 8: 12).

El profesor e investigador José María Rodríguez, lo sabe muy bien. Lleva años estudiando esta metafísica de la luz y en el año 2008 llevó a cabo su estudio "Manto de luz" donde dio a conocer este fenómeno que se produce en la Catedral de Cuenca. Rodríguez le imprime pasión, le pone vida. Da luz a donde en el conocimiento hay tinieblas e incita a abrir los ojos cuando se cierran y a dirigir la mirada a la posición correcta. Como él mismo nos cuenta: "La luz tiene mucho significado aquí como la resurrección de Cristo o la anunciación. Incluso los tiempos de 33 días antes y después del solsticio en que tiene lugar se asemejan a los años que vivió Cristo en la tierra".

La Catedral de Santa María es un regalo del pasado histórico, un milagro arquitectónico; la luz de la ciudad de Cuenca. Un punto de referencia artístico, histórico y cultural que nos permite volver al pasado y rememorar sus grandezas. Cuando parece que no tiene ya capacidad de sorprender, aparece algún nuevo fenómeno o alguna maravillosa extrañeza que vuelve a abrir la boca de sus admiradores y a llenar de luminiscencia su sempiterna imagen. Construyeron la Catedral de Cuenca "y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz" (Génesis 1:3-5). Y fue en Cuenca, en su templo, en su corazón.

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