España en el centro de la polémica con la OTAN por el repostaje de buques rusos

Elena Labrado Calera
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La Alianza Atlántica observaba de cerca el recorrido de la flotilla de guerra rusa, con el portaaviones Almirante Kuznetsov al frente, desde su base en el Atlántico Norte hasta su destino final, la costa de Siria. Un despliegue de fuerza bélica como no se veía en años, que ha causado preocupación en varios países europeos, y miembros de la OTAN, porque puede suponer un aumento dramático de las operaciones y bombardeos rusos contra rebeldes y yihadistas en el conflicto sirio.

En medio de este marco diplomático, la flotilla rusa se ha ido acercando a las aguas cercanas a la Península Ibérica y, como suele ser frecuente entre países que no son enemigos, desde los buques pidieron permiso a las autoridades españolas para que 3 de ellos repostasen en Ceuta, camino del Mediterráneo Oriental. La autorización se concedió el pasado mes de septiembre, según ha informado el Ministerio de Exteriores y Cooperación.

No obstante, ante la preocupación expresada por algunos miembros de la OTAN y la propia organización, al final, Rusia ha retirado la petición, como ha explicado el ministro de Defensa en funciones, Pedro Morenés, al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en un breve intercambio que han mantenido al inicio de la reunión de los ministros del ramo de la Alianza.

Una "preocupación" que el secretario general aliado ha vuelto a repetir este miércoles, y que ya expresó la semana pasada, de que el grupo de combate ruso encabezado por el portaaviones ruso Almirante Kuznetsov sirviera de plataforma para "aumentar" los ataques rusos en Alepo y Siria.

Más crítico se había mostrado el ministro de Defensa británico, Michael Fallon, que admitió a su llegada a la reunión de la OTAN que preocuparía "mucho" que un aliado "considerara asistir" a buques rusos que "podrían acabar bombardeando a civiles sirios", en referencia a España.

La decisión de Rusia de retirar finalmente la petición de autorización de repostaje para tres de sus buques de apoyo --nunca solicitó autorización para el portaaviones-- ha sido la solución "más cómoda", han explicado fuentes del Departamento que dirige Pedro Morenés, que han admitido que el Gobierno fue consciente del malestar de la Alianza por esta posibilidad desde ayer pese a que conocían sobre la autorización rusa con antelación.

"Estamos aliviados. Son buenas noticias", ha explicado a Europa Press una fuente diplomática de uno de los principales países aliados.

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