Libre y sin cargos, Marvin Henriques, el amigo del autor confeso del crimen de Pioz

Elena Labrado Calera
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Fuentes policiales han confirmado este sábado a Efe que Henriques Correia ha recuperado la libertad, pese a que existen sospechas de que colaboró en el crimen por medio de mensajes que intercambió por teléfono con Nogueira Oliveira en el momento en que lo cometía en Pioz, a unos 60 kilómetros al este de Madrid.

Según las autoridades, "no existen elementos para concluir que Marvin sabía con anticipación de los planes- del asesino- ni que tenía algún interés o participación directa en los hechos".

La liberación fue decidida por el comisario de la Policía Federal Gustavo Barros, a cargo del caso en Brasil, pero ha sido apelada por el Ministerio Público, que entiende que Henriques Correia actuó como "cómplice" en el caso y que además omitió informar sobre el asunto a las autoridades.

Henriques Correia fue detenido la semana pasada, en el marco de las investigaciones que se realizan en Brasil sobre el caso, una vez que en su teléfono móvil fue descubierto un intercambio de mensajes con Nogueira Oliveira en el momento en que se encontraba en la casa de sus familiares en Pioz.

Algunos segmentos de los mensajes fueron difundidos por el canal de televisión Globo y dejaban claro que Henriques Correia supo del asunto en el mismo momento en que su amigo cometía el crimen en España.

La conversación difundida por Globo comienza a las 14.06 hora brasileña (19.06 hora española) del 17 de agosto, el día en que Nogueira asesinó y descuartizó en España a su tío Marcos Nogueira, su esposa, Janaína Américo, y los dos niños pequeños de la pareja, de uno y cuatro años de edad.

A lo largo de dos horas y media el asesino pudo narrar  con detalles, por momentos morbosos, lo que estaba haciendo, al punto de que llega a contar que ya había matado a su tía y a los dos niños y que esperaba a su tío para asesinarlo.

También le envió unas fotografías de tomó en la escena del crimen junto a los cuerpos y relató que usó guantes para no dejar huellas digitales.

Su amigo, que estaba en Brasil, llegó a aconsejarle que una vez que concluyera saliera de la casa por la puerta principal y con la mayor normalidad.

Tras haber cometido el crimen, Nogueira Oliveira volvió a Brasil, pero una vez que la policía española descubrió su responsabilidad en los hechos decidió regresar a Madrid, donde se entregó y confesó su autoría.

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