La ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos marcada por la mezcla de tradición y cultura, también por las protestas

Redacción CMM
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Los Juegos de Tokio han levantado hoy el telón con una ceremonia que ha mezclado tradición y tecnología en un estadio a puerta cerrada y rodeado de manifestantes y curiosos, a la altura de una cita olímpica que promete ser la más extraña hasta la fecha.

Un año y cuatro meses después del aplazamiento de Tokio 2020, que han transcurrido con un constante runrún sobre su cancelación debido a la pandemia y con incontables traspiés de la organización, la ceremonia inaugural ha dado inicio oficial al evento deportivo, con un espectáculo que se ha prolongado durante casi 4 horas.

El espectáculo inaugural ha comenzado con un homenaje a la soledad y al aislamiento causados por la pandemia. Le han seguido diferentes exhibiciones de las artes escénicas japonesas, con guiños a diversas épocas y regiones del país, y con un reparto compuesto por un amplio elenco de celebridades niponas.

Durante el desfile de los atletas han sonado las bandas sonoras de populares videojuegos nipones como "Victory Fanfare" o el tema principal de la franquicia Final Fantasy, Sonic The Hedheog, NieR o Pro Evolution Soccer, mientras que en el tramo final hubo una actuación de kabuki a ritmo de jazz contemporáneo.

En uno de los puntos álgidos de la ceremonia, cerca de 2.000 drones han dibujado sobre el cielo del estadio olímpico una gigantesca esfera en azul índigo para representar el emblema de los Juegos, que se transforma luego en un globo terráqueo mientras sonaba una versión de "Imagine" interpretada por músicos de los cinco continentes, entre ellos Alejandro Sanz.

Por primera vez en unos Juegos, cada delegación ha estado encabezada por dos abanderados, un hombre y una mujer, en nuestro caso el piragüista Saúl Craviotto y la nadadora Mireia Belmonte fueron los elegidos para llevar la bandera española. En total han participado unos 5.700 deportistas de 204 comités olímpicos nacionales, al no desfilar algunas delegaciones como la de Guinea. Todo ello, en un desfile lleno de colorido como es habitual en estas citas.

Han predominado los atuendos inspirados en colores nacionales como los chándal Armani de Italia, han resaltado las vestimentas tradicionales de países africanos, caribeños y del Pacífico, y han sorprendido  abanderados de Tonga y Vanuatu, al desfilar a pecho descubierto.

Ha sido precisamente una deportista, la tenista y gran esperanza de medalla nipona Naomi Osaka, la encargada de encender el pebetero olímpico en el Estadio Olímpico tokiota, tras subir una escalinata hacia una espectacular estructura metálica esférica inspirada en el sol y que se ha abierto como una flor.

Fuera del Estadio, varios centenares de personas se han manifestado durante toda la jornada en distintos puntos de la capital, culminando en una concentración en los aledaños del estadio.

EFE

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