OTAN vs. Rusia, a cara de perro en el mar Báltico con las familias en el punto de mira

Elena Labrado Calera
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Un caza español F-18 del Ala 12 desplegado en el marco de la misión de defensa aérea de la OTAN en el mar Báltico se acerca para identificar la aeronave en la que viajaba el ministro de Defensa ruso, Sergéi Shoigu. Uno de los cazas SU-27 de su escolta se acerca con una maniobra y el caza español se aleja, tras identificar el avión del ministro ruso.

Es solo el último episodio de una serie de encuentros "poco amistosos" entre fuerzas de la OTAN y de Rusia en la zona. Una tensión que, debido al concepto más laxo de enfrentamiento desarrollado por Moscú, va más allá del ámbito estrictamente militar. Según la doctrina del Ministerio de Defensa ruso, en un contexto de hostilidad las operaciones pueden dirigirse no solo hacia las fuerzas que se tienen enfrente sino, además, hacia otras esferas de estas tropas y del país adversario.

Objetivo: las familias

El diario holandés De Telegraaf ha publicado que las parejas de varios pilotos desplegados en la misión de la OTAN en el Báltico en 2017 recibieron llamadas de "personas con acento ruso" en las que les preguntaban por sus compañeros, qué hacían allí y les decían que "sería mejor para ellos que abandonaran la zona". Unas llamadas realizadas poco después de que los pilotos holandeses se hubieran comunicado con ellas mediante sus teléfonos móviles personales.

Para Keir Giles, investigador asociado del think tank británico Chatham House, estos incidentes confirman que los rusos habrían recolectado información sobre las familias y hogares de los militares desplegados en los estados bálticos. Todo ello con el objetivo de llevar a cabo operaciones de intimidación o desinformación altamente personalizadas.

Según Giles, no se trata únicamente de acosar a las parejas o familias sino, también, de desinformar a los militares, mediante el envío, de forma masiva, de mensajes individualizados con información proveniente de lo que serían "fuentes fiables" para ellos, a través de sms, posts en redes sociales o correos electrónicos.

La OTAN en su propio informe de 2016 sobre la guerra de información de Rusia, ya concluye que los objetivos de Moscú no son solo los militares sobre el terreno, sino sus familias, comunidades, sociedades y países, sin importar lo lejos, y lo a salvo, que se consideren de Rusia.

Esto ha llevado a diversos países que participan en la misión de la OTAN en el mar Báltico a impedir a sus soldados que se lleven dispositivos electrónicos personales, como los mismos teléfonos móviles, a la zona, en un intento por evitar esta práctica rusa de robo de información (datos personales) y otro tipo de ciberataques contra sus tropas.

Las redes sociales también son un campo en el que se ha documentado el uso intimidatorio de la información obtenida, por ejemplo en Linkedin, contra militares y agentes estadounidenses, ya en 2017, como publicó en su momento la revista Newsweek.

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