Los transportistas exigen ampliar la ayuda al combustible hasta los 20 céntimos por sus altos costes

Los precios de los combustibles suman ya once incrementos semanales consecutivos, una de las causas que ha potenciado la subida de la inflación durante en el mes de septiembre y un problema ante el cual los transportistas ya han pedido soluciones "inmediatas" al Gobierno. 

Una de ellas es la ampliación de la prórroga de la bonificación para el combustible que perciben estos profesionales del transporte, que previsiblemente se reducirá a partir del próximo 1 de octubre, lo que "les va a ahogar todavía más".

Ahora mismo, esta bonificación es de 10 céntimos por litro consumido. A partir del 1 de octubre pasará a ser de 5 céntimos por litro. Lo que exigen es que esta bonificación se amplíe de 10 a 20 céntimos por litro, como estaba al principio de establecerse esta medida hace un año.

Según lo previsto, esta bonificación para los carburantes de transportistas acabará definitivamente el 31 de diciembre de 2023, con el precio del gasóleo disparado en las últimas semanas.

Los transportistas "en peligro"

Aseguran que llenar el depósito cada vez sale más caro y es que, en cuestión de tres meses, echar gasoil les cuesta 280 euros más.

La mayor parte de las compañías son pequeñas y medianas empresas, por lo que el fin del descuento de los 10 céntimos compromete sus números y pone en peligro sus negocios. 

Actualmente, el 40 por ciento de todos los costes son de repostaje y teniendo en cuenta que en España ocho de cada diez productos van por carretera. 

¿Habrá movilizaciones?

Desde la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM) ya han subrayado que los analistas vaticinan que los precios seguirán subiendo "de manera imparable" ante los recortes en la oferta de petróleo que están llevando a cabo los países productores.

Para los transportistas, la situación resulta "insostenible" ya que no solo han subido los combustibles de manera "desproporcionada", sino que también lo han hecho otros costes como los salarios, los seguros, los neumáticos o los vehículos. Esta situación abre la posibilidad de una nueva movilización del sector del transporte, como ya sucedió el año pasado.

Además, el desplome del consumo por la inflación estaría reduciendo su actividad y dañando aún más el estado de sus cuentas.