El profesor de música de Cuenca acusado de abusos sexuales niega los hechos

Juicio pederasta Cuenca

Redacción CMM
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El profesor del Conservatorio 'Pedro Aranaz' de la capital conquense acusado de varios delitos de abusos sexuales, ha negado los hechos y ha reconocido relaciones sexuales con una de las denunciantes, pero cuando era mayor de edad.

Así lo ha hecho durante su declaración en el arranque del juicio, que podría enfrentarle a 56 años de cárcel.

En la puerta, pancartas de apoyo a las víctimas para recibir en la Audiencia al exprofesor de piano del Conservatorio de Cuenca. Se enfrenta a 56 años de cárcel por presuntos abusos y agresiones sexuales hacia al menos ocho de sus alumnos y alumnas a lo largo de 20 años.

Tan sólo ha reconocido mantener relaciones sexuales consentidas con una de las alumnas, pero siendo mayor de edad y durante las clases particulares que impartía en su propio domicilio.

La Fiscalía ha formalizado acusación contra el procesado por un delito contra la libertad sexual, cinco delitos contra la libertad e indemnidad sexual, cinco delitos contra la integridad moral, un delito continuado de exhibición de material pornográfico y un delito de abuso sexual a un total de ocho víctimas. Además, pide penas de multa, indemnizaciones y prohibición de acercarse a las víctimas.

En conjunto por estas penas se solicitan por parte del Ministerio Fiscal un total de 56 años de cárcel por delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones, desempeñadas en el Conservatorio conquense durante 20 años desde 1995 hasta 2015, cuando el acusado ejerció como profesor impartiendo clases de piano.

Niños desde ocho años

La actuación del acusado, según el escrito del Fiscal, se habría llevado a cabo durante el desarrollo de su actividad docente, en la cual trataba con niños desde los 8 años en adelante, y a quienes, como pauta habitual de actuación en sus clases, sometía a "continuos actos de menosprecio, con actitudes marcadamente intimidantes, tales como el empleo de tono de voz elevado en las correcciones, así como insultos y golpes a mobiliario".

Con ello minaba "la autoestima y voluntad" de los mismos, "manifestándoles que él era el mejor profesor y que sin él no llegarían a ser nada, lo cual originó importantes distorsiones en el desarrollo emocional y afectivo de un número plural de alumnos durante el tiempo que desarrolló su actividad profesional", argumenta el fiscal.

Igualmente, señala que respecto de las alumnas de sexo femenino, siendo éstas menores de edad, el acusado habitualmente "les hacía objeto de actos y expresiones con connotaciones marcadamente sexuales, tales como manifestarles la ropa tenían que llevar, que enseñaran las piernas o el pecho, que eran muy guapas o tenían cuerpo bonito, así como referencias explícitas a relaciones sexuales".

Control psicológico

Para el Ministerio Público, dicho proceder en el desarrollo ordinario de la docencia le aseguraba al acusado un control psicológico sobre los alumnos, con un importante grado de dependencia emocional de estos, "dado su escaso desarrollo y grado de madurez así como en el desarrollo ordinario de las clases de forma rutinaria".

Del mismo modo, indica que en el marco de ese contexto de control emocional generado por el acusado con sus alumnos, durante los cursos académicos que impartió clase en el Conservatorio, sometió a las alumnas de sexo femenino a "plurales actos atentatorios contra su indemnidad y libertad sexual de diferente intensidad, desde manifestaciones verbales denigrantes y vejatorias, tocamientos varios, hasta penetraciones vaginales y bucales, en la medida que se lo permitía el limitado desarrollo psicoevolutivo de las víctimas".

El fiscal apunta que a otros alumnos les hacía objeto de humillaciones y acciones vejatorias "permanentes y notoriamente perniciosas" para su desarrollo psicofísico.

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