Diario del coronavirus, 2 de noviembre: La vacuna de AstraZeneca podría estar en "avanzada fase de distribución" en marzo

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Elena Garcia Fermosel
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El director del área de Investigación y Desarrollo de Oncología de la empresa farmacéutica AstraZeneca, Josep Baselga, ha dicho este lunes que "a finales del primer trimestre del año que viene, si todo va bien, las vacunas estarán en una fase avanzada de distribución".

En declaraciones a RAC1, Baselga ha indicado que AstraZeneca calcula que a principios de 2021 tendrá unos tres mil millones de dosis de vacunas que confía que se verifiquen efectivas.

Lo "complicado" será diseñar cómo repartirlas dada la demanda que existirá, por lo que ha dicho estimar que hasta "finales del primer trimestre" del año próximo las vacunas -en caso de funcionar- no estarían en "fase avanzada de distribución".

AstraZeneca espera que antes de finales de año "una, dos o tres" de las cuatro vacunas con las que está experimentando comiencen a dar "resultados".

En el caso de las vacunas de esta empresa la previsión es que se apliquen dos dosis: la segunda 28 días después de la primera.

Según ha relatado Baselga, ahora mismo en todo el mundo hay 175 vacunas distintas sobre las que se está trabajando, 35 de ellas en ensayos clínicos con enfermos y 10 en su fase final de verificación.

Sin embargo, ha subrayado que "la vacuna ayudará, pero no es la única solución", y ha apuntado que AstraZeneca está desarrollando también un tratamiento por "anticuerpos monoclonales", con el que se aplicarían anticuerpos de personas que han pasado el virus a potenciales enfermos.

Hay 16 de estos tratamientos en desarrollo y uno en especial que "es buenísimo". Con todo, se ha mostrado confiado en que tras un invierno que será "horroroso" el próximo verano sea "relativamente normal", al tiempo que ha sostenido que no se debe obligar a vacunarse a quien no lo quiera, porque a su juicio debe prevalecer "un principio de libertad individual que es innegable".

Un estudio sobre aparatos fitness inteligentes

Un equipo de científicos del Scripps Research Translational Institute (Estados Unidos) ve signos alentadores de que los aparatos de fitness 'wearable', como las pulseras y los relojes inteligentes, pueden mejorar los esfuerzos de salud pública para controlar el COVID-19.

Así lo han comprobado examinando los datos de las primeras seis semanas de su estudio 'DETECT', lanzado el 25 de marzo, que utiliza una aplicación móvil para recopilar datos de vigilancia inteligente y de seguimiento de actividades de los participantes que lo consienten, y también recoge sus síntomas autoinformados y los resultados de las pruebas de diagnóstico.

En un estudio, publicado en la revista 'Nature Medicine', el equipo de investigación informa de que los dispositivos portátiles como 'Fitbit' son capaces de identificar casos de COVID-19 mediante la evaluación de los cambios en el ritmo cardíaco, el sueño y los niveles de actividad, junto con los datos de los síntomas autoinformados, y pueden identificar los casos con mayor éxito que mirando sólo los síntomas.

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