El expresidente de Brasil, Lula da Silva, a un paso de ir a prisión por corrupción

Elena Garcia Fermosel
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El expresidente Lula Da Silva irá a la cárcel por corrupción. Así lo ha decidido el Tribunal Supremo. Tras más de 10 horas reunidos, los 11 magistrados han rechazado "el habeas corpus" solicitado por su abogado. Lula, condenado en segunda instancia a 12 años de cárcel, tendrá que continuar su defensa en prisión.

Esta decisión frena su carrera política para las elecciones de octubre en las que parte como favorito según las encuestas. Mientras en la calle, la sociedad brasileña muy polarizada entre los partidarios y los detractores de Lula, ha seguido muy cerca la decisión de los magistrados. El expresidente podría ingresar en prisión en los próximos días.

Uno a uno, los magistrados fueron emitiendo sus votos en larguísimos discursos donde se mezclaron exhaustivas referencias de literatura jurídica, consideraciones estrictamente políticas, ataques a la prensa o reflexiones sobre los grandes problemas del país, desde la desigualdad social a la violencia, e incluso sobre episodios de su historia.

La suerte de Lula pareció echada cuando la quinta de los 11 magistrados en intervenir, Rosa Weber, que todos los pronósticos situaban como la de posición más dudosa, anunció su voto contrario a la solicitud del expresidente. Pero la teatralidad del momento no se vio defraudada con un desenlace prematuro: la votación llegó empatada al final y fue la presidenta del STF, Cármen Lúcia, la que inclinó la balanza.

Manifestaciones a favor de Lula

Miles de brasileños se manifestaron este miércoles a favor y en contra del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva en al menos 16 de los 27 estados del país mientras la Corte Suprema decide si le concede un "habeas corpus" que le aleje de la prisión tras ser condenado por corrupción.

En la capital del país, Brasilia, donde se desplegaron unos 4.000 policías en su zona central, se reunieron tanto simpatizantes como detractores del líder del Partido de los Trabajadores (PT). En Sao Paulo, la mayor ciudad de Brasil, simpatizantes del antiguo dirigente sindical realizaron actos en la Avenida Paulista y en otros puntos del centro, mientras que en Río de Janeiro optaron por apoyar a su líder frente a la Cámara Municipal. Las protestas se repitieron en otras importantes capitales del país como Belo Horizonte, Porto Alegre, Recife, Fortaleza, Manaos o Salvador, entre otros.

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