Un venta de garbanzos en Villarrobledo destapa una estafa millonaria

Elena Garcia Fermosel
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La Guardia Civil ha detenido a tres personas por estafar hasta dos millones de euros contra empresas afincadas en 10 países de la Unión Europea. Una operación que inició la Guardia Civil en marzo de 2017, tras la denuncia de una persona hizo una venta de garbanzos en Villarrobledo por 42.000 euros que nunca le pagaron.

Un timo del nazareno 2.0, sofisticado, del siglo XXI, a través del que se adquirían mercancías que no se pagaban y posteriormente se vendían legalmente en el mercado europeo.

Las  cantidades estafadas por la organización criminal ascienden a  1.300.000 euros, bloqueándose una cuenta bancaria con 2 millones de euros. Unas estafas que han afectado a doce provincias españolas y a una decena de países europeos: Francia, Portugal, Italia, Alemania, Bélgica, Holanda, Irlanda, Gran Bretaña y Rumania

Ha sido la Guardia Civil de Villarrobledo la que ha desarticulado esta red  criminal, bajo el marco de la operación “Chickpea”. Los detenidos son tres personas de 37, 40 y 67 años a los que se les acusa , entre otros delitos de pertenencia a organización criminal, blanqueo de capitales, receptación, estafa, falsificación de documentos privados, falsificación de documentos públicos, falsificación de documentos oficiales mercantiles de la agencia tributaria holandesa, y usurpación de estado civil.

Entre las provincias españolas afectadas por las estafas se encuentran, Albacete, Alicante Castellón, Cuenca, Guadalajara, La Rioja, Madrid, Murcia, Sevilla, Tarragona, Teruel y Valencia.

Operación en Villarobledo: así actuaban

La Guardia Civil de Villarrobledo recogió la denuncia de un vecino y representante de una empresa de legumbres, que informaba de que hacía unos meses había realizado una importante venta de garbanzos, por valor de 42.000 euros, no habiendo recibido esa cantidad por parte del comprador.

A raíz de esta denuncia el Equipo de Policía Judicial de Villarrobledo inició las investigaciones para tratar de identificar al supuesto deudor, pudiendo comprobar desde las primeras pesquisas que podría tratarse de una estafa compleja en la que una persona se dedicaba a comprar grandes cantidades de mercancías a distintas empresas que nunca abonaba y que a su vez vendía a una segunda persona.

Realizada esta venta, el adquiriente se encargaba de incorporar la mercancía en el mercado lícito, vendiendo estos productos a un precio muy inferior al valor del mercado, pagando los beneficios que le correspondían al vendedor a través de diversas cuentas bancarias afincadas en varios países de la Unión Europea.

Estas cuentas bancarias eran gestionadas por una tercera persona, quien había creado un entramado de empresas a nivel europeo a través de las cuales, realizaban multitud de movimientos entre ellas, para enmascarar y dificultar una posible investigación policial.

Así era la organización criminal

La organización criminal desmantelada se encontraba perfectamente estructurada, siendo el cerebro de la organización el responsable de realizar las compras y crear los dominios en Internet para simular más tarde, ser un alto ejecutivo de dichas empresas a las cuales les usurpaba la identidad, al igual que hacía el, que utilizaba varias identidades falsas ante posibles investigaciones policiales.

El segundo integrante era la persona encargada de recepcionar la mercancía comprada y no pagada por el jefe de la organización e introducirla en el mercado lícito, vendiendo esta a un precio muy inferior al de mercado, obteniendo con ello un importante beneficio económico de las operaciones.

El dinero obtenido de las ventas era derivado, a cambio de la mercancía, a cuentas bancarias afincadas en Rumanía, Gran Bretaña e Irlanda,  a nombre de una tercera persona,

Más de 1.000 giga bytes de información analizada

Durante la investigación, la Benemérita ha llegado a analizar más de 1.000 giga bytes de información, correspondiendo a millones de archivos logs de registro y a miles de documentos analizados en relación con los hechos investigados, detectándose varias cuentas bancarias en los países de  Gran Bretaña, Irlanda y Rumania, las cuales eran utilizadas para crear un entramado de movimientos para blanquear y hacer desaparecer el rastro del dinero estafado

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