INVESTIGACIÓN

Un puente digital entre el cerebro y la médula espinal permite volver a andar a un tetrapléjico

Desde el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo valoran este avance que "supone devolver al paciente el control de su marcha"

Gert-Jan Oskam y la investigadora Andrea Galvez paseando por el Lac de Sauvabelin en Lausana (Suiza). GILLES WEBER

Redacción CMM
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Oskam es un neerlandés de 40 años que sufrió hace 12 un grave accidente de bicicleta. Sin movilidad en ninguna extremidad, se puso en manos de la ciencia. Gracias a la investigación, ahora tiene dos implantes en su cerebro que leen sus pensamientos y los envían, sin cables, a un tercer implante que estimula su médula.

Hasta el momento solo se había conseguido que los parapléjicos caminasen sin controlar sus movimientos de forma natural. Todo es parte de un programa de investigación suizo que ha conseguido crear e implantar un puente digital entre el cerebro y la médula espinal del hombre. Con él, el hombre puede controlar su marcha a través del pensamiento.

Valoración de Antonio Oliveiro, del Hospital Nacional de Parapléjicos

El doctor del grupo de exploración funcional del sistema nervioso del Hospital de Parapléjicos de Toledo, Antonio Olivero, ha valorado este avance en neurociencia en Radio Castilla-La Mancha, un avance que permite al paciente "recuperar el control de su marcha".

Ahora, Oskam puede realizar tareas como ponerse de pie, caminar, subir escaleras y adaptar la marcha a distintos terrenos. Un avance que también podría funcionar en otros casos como ictus u otras lesiones medulares que alteren la capacidad motora.

"Ahora puede controlar su movimiento no solo de forma inducida sino con su cerebro"Antonio Oliveiro

 Una mejora que también mejora la situación del paciente.

Investigación suiza-francesa

Este avance fue presentado en el Centro Hospitalario Universitario de Vaud (CHUV), en la ciudad suiza de Lausana.

"Hace cuatro años ni siquiera soñaba con algo así", señaló a EFE el paciente, quien fue invitado en 2016 por instituciones científicas de Suiza para participar en el programa, antes experimentado con simios pero que hasta entonces no se había probado en humanos.

Gert-Jan fue sometido a operaciones en las que se le colocaron dos implantes: uno en la médula espinal, y otro más complejo, un interfaz o conector entre el cerebro humano y un ordenador que, mediante 64 electrodos, recoge estímulos cerebrales y los traduce en datos digitales tras una fase de aprendizaje tanto del humano como de la máquina, gracias a la inteligencia artificial en este segundo caso.

"Este interfaz es capaz de registrar la actividad cerebral en la superficie del córtex", explicó a EFE el investigador Guillaume Charvet, del Comisariado de Energía Atómica, institución francesa que ha trabajado en el proyecto junto al mencionado CHUV, la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) y otros organismos.

Tras recibir estos implantes, al paciente se le pidió, en una fase que requirió meses de entrenamiento, que se imaginara moviendo sus piernas: al hacerlo, su cerebro emitía estímulos que, mediante algoritmos, eran convertidos en datos que más tarde llegarían al implante de su médula espinal y serían convertidos en movimiento.

Al principio entrenó sus movimientos sobre un avatar, una versión digital y en pantalla de sí mismo que empezó a mover con sus pensamientos, y finalmente el sistema se llevó a su propia médula espinal.

El paciente camina ahora con ayuda de un andador, y el sistema cerebro-máquina, que aún no ha podido ser miniaturizado, es todavía algo aparatoso, ya que el paciente necesita unos auriculares para mandar sus órdenes mediante ondas, y un portátil apoyado en el andador para decodificarlas antes de que se emitan a la médula espinal, en cuestión de dos o tres décimas de segundo.

En este sentido, la compañía neerlandesa Onward Medical ha logrado ya apoyo de la Comisión Europea para desarrollar junto a las instituciones de la investigación una versión comercial de este interfaz digital.

Los investigadores también destacan entre las metas a conseguir en un futuro cercano la de llevar esta movilidad a las extremidades superiores (brazos y manos) con el fin de poder ser de utilidad también a personas tetrapléjicas.

Para Gert-Jan, quien dice haber recuperado simples placeres como el de tomarse una cerveza de pie en una barra de bar junto a sus amigos, el siguiente objetivo es el de poder caminar sin ayuda del andador: "Creo que podría tomarme un año de entrenamiento", comenta.

Así es el implante cerebral

El implante cerebral, de unos cinco centímetros de diámetro y que incluye antenas para enviar las órdenes del paciente sin necesidad de cables, requiere una craneotomía, en la que una parte del cráneo es sustituida por este aparato.

La profesora Bloch subrayó que una condición para que pueda aplicarse es que el paciente tenga al menos seis centímetros de su médula espinal intactos, ya que es en ellos donde se insertan los electrodos para controlar el movimiento de las extremidades.