Prisión permanente revisable para el asesino de su mujer, Cristina Martín, en Mora (Toledo)

Asesino Cristina Martín Mora

Elena Garcia Fermosel
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La Audiencia Provincial de Toledo ha condenado a prisión permanente revisable a José Rafael García Santana, marido de Cristina Martín, por asesinarla en Mora, en febrero de 2017. Una sentencia que recoge el veredicto del jurado popular y que considera al acusado responsable de un delito de asesinato. Una sentencia, a la que ha tenido acceso CMM, ante la que cabe recurso.

Entre las circunstancias agravantes que recoge la sentencia, además de parentesco, está el hecho de que la víctima tenía reconocida una discapacidad, ya que se encontraba en sillas de ruedas al padecer una enfermedad rara, la enfermedad de Menier.

Además se condena al culpable de asesinato a inhabilitación absoluta por el tiempo de la condena y se le priva de la patria potestad de su hija, menor de edad. Tampoco podrá acercarse ni aproximarse a la familia de Cristina Martín por tiempo superior a diez años al de la condena, periodo de tiempo en el que también tendrá libertad vigilada. Debe indemnizar a su hija con 250.000 euros y a los padres de Cristina con 150.000 euros a cada uno.

La familia valora la sentencia

Una sentencia que la hermana de Cristina Martín, Pilar Martín, ha valorado en el programa Estando contigo. Aseguran sentirse aliviados con esta sentencia, sobre todo por proteger a la menor. El abogado de la familia también considera que tras este juicio ha quedado demostrado "que el asesino hizo lo que quería hacer".

Esta condena es la primera de prisión permanente revisable que se da en la provincia de Toledo, la segunda que se da en Castilla-La Mancha, -la primera fue la sentencia contra Sergio Morate- y el sexto en España.

El crimen se produjo el 5 de febrero de 2017

El asesinato tuvo lugar el 5 de febrero de 2017 en el domicilio del municipio toledano donde residía el matrimonio con su hija de cuatro años, los padres de la víctima y la hermana de ésta, junto a su hijo de pocos meses de edad.

Sobre las 18:00 horas de ese día, la víctima acudió al baño situado en la habitación donde estaba el acusado, porque era el único acondicionado y el que podía usar por sus limitaciones de movilidad, lo cual derivó en que el procesado se molestara y comenzara a insultarla y a amenazarla.

Acto seguido, el acusado fue a la cocina y cogió un cuchillo para volver al lugar donde estaba su mujer, cuya situación le impedía huir o defenderse, y asestarle tres puñaladas para causarle la muerte de manera casi inmediata, pese a los intentos de reanimación del equipo médico trasladado a la vivienda.

En el momento del fallecimiento, la víctima padecía la enfermedad de Menier que le provocaba, entre otros, problemas de movilidad y dolor crónico, por todo lo cual tenía reconocido un grado de minusvalía del 85 por ciento por parte de la Consejería de Bienestar Social.

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