Un chat internacional animaba a adolescentes a participar en un suicidio colectivo

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Elena Labrado Calera
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Una investigación de la Ertzaintza ha permitido frustrar un suicidio colectivo movilizado a través de la red social Instagram.  Según el jefe del área de Delitos contra las Personas de la Ertzaintza, Hugo Prieto, el grupo estaba integrado por seis menores: una guipuzcoana, un mexicano y cuatro argentinos. Además había otros tres perfiles falsos creados para dar más credibilidad al grupo.

El presunto ideador y gestor del grupo ha sido detenido. Se trata de un argentino de 17 años que contactaba a través de un chat con jóvenes con problemas de adaptación.

La investigación de la Ertzaintza comenzó el pasado día 19 de julio, cuando personas del entorno cercano a una víctima guipuzcoana detectaron en la red social conversaciones en las que se hablaba de autolesiones.

Poco después especialistas en investigación criminal comprobaron que había una llamada a un suicidio colectivo,  pactado en un principio para el 31 de diciembre de este año, aunque finalmente se adelantó la fecha y planificó para el 17 de agosto.

Seis días antes, se detuvo al presunto instigador del suicidio colectivo. Los contactos de la Ertzaintza  y el fiscal especialista en Criminalidad Informática de la capital guipuzcoana con la Fiscalía argentina la permitieron la identificación y arresto del joven en su domicilio de San José, en la provincia de Entre Ríos.

En la habitación del menor, además de materiales informáticos, se localizaron varios cuchillos, cutters y gasas manchadas de sangre. La policía vasca considera que a pesar de los indicios, dudan de que el detenido quisiera realmente suicidarse.

El arrestado ha sido puesto bajo la tutela de especialistas psiquiátricos.  La investigación permanece abierta para esclarecer el caso y la identidad de todos los implicados y descartar, sobre todo,  la existencia de otros grupos,  creados por el menor con las mismas intenciones.

Pese a las semejanzas, no es un nuevo caso de "la ballena azul"

La Ertzaintza ha indicado que aunque los hechos se asemejan a los que habitualmente se engloban bajo el juego conocido como la "ballena azul", también orientado a conseguir el suicidio de otras personas. Este caso tiene una diferencia fundamental: la no existencia de fases progresivas encaminadas hacia la muerte. Aquí, el supuesto inductor trata de lograr el compromiso del grupo para consumar conjuntamente el suicidio de sus integrantes.