Ocho agentes del CNI fueron asesinados en Irak en 2003, ahora una docuserie recupera su historia

Ocho agentes del CNI

Elena Labrado Calera
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29 de noviembre de 2003, Irak, en la Ruta Jackson, la carretera hacia la localidad de Latifiya, una emboscada acaba de forma inesperada y violenta, a tiros a manos de un grupo de encapuchados, con las vidas de siete agentes del Centro Nacional de Inteligencia: Carlos Baró Ollero, José Lucas Egea, Alberto Martínez González, José Ramón Merino Olivera, José Carlos Rodríguez Pérez, Alfonso Vega Calvo y Luis Ignacio Zanón Tarazona. Apenas algo más de mes y medio antes, el 9 de octubre, José Antonio Bernal había sido asesinado en Bagdad.

Unos sucesos que tienen lugar en el marco de la invasión estadounidense de Irak y en la búsqueda de las "armas de destrucción masiva" que la administración Bush aseguraba que podría tener el dictador del país, Saddam Hussein. Unas armas que después se supo que no había. Según se publicó en los principales medios anglosajones, los datos clave usados por Downing Street y la Casa Blanca estuvieron basados en invenciones, ilusiones y mentiras. Los gobiernos y sus servicios se engañaron a sí mismos, han concluido informes oficiales de años posteriores, como 2013.

Es, sin duda, la mayor tragedia vivida en el seno del servicio de inteligencia español y, ahora, cuando se han cumplido ya 20 años de su andadura como CNI, una docuserie de cuatro episodios, dirigida por Fátima Lianes, rescata del olvido la extraordinaria historia humana de "Los 8 de Irak" y la gran misión a la que se enfrentaron en un entorno tan hostil en aquel país:

Una docuserie, que estrena Movistar Plus el 10 de octubre, que se encuentra entre las primeras a la hora de abordar cuestiones relacionadas con la actividad del servicio de inteligencia español en escenarios internacionales. Contada como un thriller emocional, rememora los hechos y sus protagonistas con una intención de respeto, honestidad, homenaje y sin juzgar ni fisgar, afirma su directora.

Y todo sabiendo que "hay cosas que no se pueden contar, porque podrían poner en peligro el trabajo actual sobre el terreno. La misión de los 8 de Irak era proteger a las tropas españolas desplegadas allí, pero respetando al pueblo iraquí, evitando el conflicto en un contexto muy complicado", prosigue Fátima Lianes.

"Marcó un antes y un después para todos (en el CNI)"

Un miembro del Centro Nacional de Inteligencia en aquel momento, que prefiere mantener el anonimato, recuerda cómo se vivió aquella tragedia: "Marcó un antes y un después para todos. Desde entonces, el recuerdo de nuestros héroes se ha convertido en lo más sagrado del servicio", afirma.

"Nos enteramos (de la muerte de nuestros compañeros) por distintas vías y la reacción instintiva fue acudir a la sede central y ver en qué podía ayudar cada uno. Después vinieron días enteros de conmoción, de dolor compartido", prosigue.

"Desde el principio, se les empezó a llamar Los héroes de Irak".

Una de las salas del CNI lleva su nombre: "Héroes de Irak", con un cuadro y su foto. El monumento en su nombre está ubicado de tal manera que todo el que entra en el Centro lo ve. Aún a día de hoy, en todos los momentos relevantes dentro del servicio de inteligencia español se les recuerda.

Apenas unos meses después de estos asesinatos tuvieron lugar los atentados del 11-M. Una sucesión de dramáticos acontecimientos que marcaron el inicio de lo que entonces se acaba de crear como el Centro Nacional de Inteligencia.

De los sucesos que desembocaron en la muerte de los ocho agentes españoles, errores incluidos, se extrajeron lecciones que se aplicaron en operaciones posteriores. Un aprendizaje que, misión tras misión y año tras año, ha ayudado a mejorar la preparación de los agentes y a salvar las vidas de aquellos cuyo callado trabajo consiste en la protección y defensa de los españoles y de los intereses nacionales en todo tipo de escenarios.

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