EN PROFUNDIDAD

La trashumancia una tradición apunto de desaparecer

Es una costumbre con siglos de historia que, hoy, la mayoría hacen en camiones

Redacción CMM
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Cada vez son menos, pero estos días aún es frecuente escuchar el sonido de los cencerros en cañadas y veredas. Es tiempo de trashumancia, en el que los pastores, cuando empiezan a notarse el frío, bajan de nuestra serranías en busca de los pastos de invierno en el sur.

Una tradición con siglos de historia que, hoy, la mayoría hace en camiones.

Los hermanos Cardo siguen haciendo a pie las trashumancia. Cada uno de noviembre abandonan Vega del Codorno y con sus 1.400 ovejas emprenden un viaje de 23 etapas y más de 400 kilómetros hasta Mestanza.

Un viaje solo de ida porque en primavera regresan en camión. El calor, la falta de abrevaderos o siembras en pleno apogeo lo complican. En otoño las cosas son más sencillas y compensa hacerla a pie.

Los hermanos Belinchón también recorren a pie, con sus 200 vacas, la cañada real conquense, tras pasar el verano en los montes universales. Lo que supondría en camiones un gasto de más de 10.000 euros.

“Nos vemos en la obligación de seguir con esto”Andrés Antón, Pastor trashumante de vacas

La falta de personal y el estado de las vías pecuarias son las razones de aquellos que prefieren el camión.

Y es que no siempre se respetan las noventa varas castellanas, los poco más de setenta y cinco metros que debe medir de ancho una cañada.

Otras veces, el problema son las carreteras y los trashumantes no siempre se encuentran pasos subterráneos. Y deben cortar al tráfico nacionales como la nacional 420.

El tráfico no es el único peligro, la fumigación de arcenes es causa de frecuentes intoxicaciones en el ganado.

Los últimos trashumantes se apoyan en los perros, en la ayuda de la familia y en el apoyo de voluntarios para completar el camino. En sus manos queda no perder esta dura, pero bonita tradición.

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