REPORTAJE

Crónica de una exhumación: Tembleque, en Toledo, recupera la memoria de los represaliados de su fosa común

La Asociación de memoria histórica Manuel Azaña se ha encargado de la documentación y la exhumación de los restos de la fosa en el cementerio de la localidad.

Mausoleo en honor a los represaliados en la fosa común de Tembleque, en Toledo. Cementerio municipalASOCIACIÓN MANUEL AZAÑA

Alba Córdoba de la Cruz
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“Yo no esperaba que esto podría pasar. Pero sentimos paz, tranquilidad y calma porque al final se podía hacer algo por ellos, lo único que se puede hacer ya”. Es el sentimiento de María Isabel Fernández, vecina de Tembleque, en Toledo, cuando se le pregunta por la exhumación de una fosa común situada en el cementerio de la localidad.

El hermano de su abuela Libertad Hellín, Vicente, es uno de los cuerpos que podría estar dentro de esta fosa junto a otros 17 restos. Según el proyecto de Memoria democrática de Castilla-La Mancha de la Universidad regional, la fosa de Tembleque se abre entre marzo y abril de 1939 tras la represión franquista que hubo en la llamada “cárcel” de la localidad. En 1977, tras llegar la democracia, familiares de las víctimas que conocían su ubicación pidieron que la fosa tuviera un mausoleo en recuerdo a ellos.

Hasta ahora. 45 años después vuelve a abrirse y retirar su mausoleo para saber quiénes son los represaliados que se encontraban ahí dentro. La Asociación de memoria histórica Manuel Azaña ha sido la encargada de sacar adelante el proyecto de documentación y exhumación de los restos de la fosa. Un trabajo que comenzó en 2021 a través de un encuentro entre Alfredo Saavedra, concejal en el ayuntamiento de Tembleque, e Ignacio Cabello, coordinador de Investigación de Memoria Democrática de la asociación Manuel Azaña.

La exhumación

El comienzo

El periplo comienza con la inscripción de la fosa común de Tembleque en un registro. El siguiente paso fue recibir las ayudas para su documentación a través de la Secretaría de Estado para la Memoria Democrática.

“Desde entonces me pongo a buscar familiares. Buscando casa por casa de quienes sabia que tenían familiares dentro de la fosa. Las familias estaban dispuestas a ello, incluso me aportan fotos y documentación que tenían por casa. Con eso hicimos el primer trabajo que es la documentación”, explica Alfredo.

Ignacio cuenta que el objetivo de la primera fase de la exhumación era “romper el mausoleo hecho desde 1977, hacer la excavación y la individualización de cada uno de los cuerpos que podríamos encontrar en un laboratorio”.

Alfredo ha sido el responsable, tanto como familiar de víctima del franquismo en otra fosa como concejal del ayuntamiento, de que el proyecto saliera adelante por parte de los familiares y del consistorio.

“El ayuntamiento abrió el archivo municipal a la asociación Manuel Azaña para tener esa documentación, además de las familias. Yo tengo muchos datos porque sé lo que pasaba en Tembleque en esa época porque la gente me lo ha contado”, cuenta Alfredo.

Diario de la exhumación

Cuando la asociación solicita la segunda subvención, que la Junta de Comunidades concede a la UCLM para firmar el acuerdo-marco en septiembre, “nos lo pasa a nosotros, la asociación, a finales de octubre. Iniciamos la exhumación contratando a cuatro personas, un arqueólogo, un antropólogo forense y dos personas más de apoyo”.

Los trabajos comenzaron el día 2 de noviembre, justo después del puente de Todos los Santos, con la retirada del mausoleo. “Creíamos que íbamos a tener una sola fosa común con un solo hueco. Pero hemos ido encontrando restos de alguien que fue depositado ahí con posterioridad a lo que luego fue el estrato donde aparecieron la mayor parte de los cadáveres, que a su vez estaban posicionados entre unos muros y que fueron elegidos como limites de 7 fosas o depósitos”, explica Ignacio.

La exhumación ha sido contada día a día a los familiares a través de un grupo de WhatsApp que los trabajadores tenían con los familiares, así como un hilo en la cuenta de Twitter de la asociación Manuel Azaña.

Se han encontrado 18 cuerpos que “una vez analizados en el laboratorio por el antropólogo se determinarán si son oficialmente ese número”, recalca Ignacio.

Los familiares

Los días “duros” en la cárcel de Tembleque

María Isabel cuenta emocionada lo que supone para ella y su padre abrir la fosa común y recuperar los restos de su tío abuelo Vicente Hellín. “Yo no esperaba que esto podría pasar. Pero sentimos paz, tranquilidad y calma porque al final se podía hacer algo por ellos, lo único que se puede hacer ya”.

Recuerda lo que quería a su abuela Libertad, hermana de Vicente, y lo que luchó ella en la cárcel de Tembleque, que lo dejó escrito en un diario que Isabel “a día de hoy todavía no me lo he podido terminar de leer porque es muy duro lo que cuenta y es muy doloroso leerlo”.

En ese libro, Libertad cuenta lo que le ocurrió a ella y a otras personas durante su paso en la cárcel de Tembleque y en la de Ocaña. Un libro que relata día a día lo que pasaba “y las torturas que les hacían”. A Libertad la metieron en la cárcel por ser “la presidenta de las mujeres antifascistas, y su padre fundó el PSOE junto a Pablo Iglesias”.

Isabel dice que “no queremos nada más que pongan el nombre de mi tío en la lápida”, y se acuerda de su padre que, con 85 años, “no ha dejado de ir nunca al panteón a dejar flores al tío Vicente. Ahora, una vez que sabe que los restos de su familiar van a salir, lo que quiere es honrar a esas personas y que se sepa que no fueron traidores a la patria”.

“Quería comprobar que los restos de mi abuelo estaban en la fosa”

Ángel Romero, vecino de Tembleque, ha sido uno de los voluntarios que ha participado en la excavación y la exhumación de los restos de la fosa común. Y lo ha hecho por una única razón: comprobar por él mismo que su abuelo estaba dentro.

“Quería comprobar que los restos de mi abuelo estaban en la fosa, porque en 1977 descubrieron las fosas y creyeron que allí había familiares, pero no tenían a ciencia cierta los que podría haber. Ahora ha salido la oportunidad y los medios para ponerle nombre a todos los que están ahí”, destaca Ángel.

Su abuelo, Ángel González, pertenecía al PSOE y UGT y fue concejal del ayuntamiento de la localidad. Para él, participar en los trabajos era una símbolo “para dignificar su nombre y para que eso se sepa porque es una parte de la historia de España”.

“Siento que estoy haciendo algo que les debemos a ellos y que ellos lucharon por tener una democracia. Hay ratos que se pasan mal, pero aguantamos. Lo que queremos es que se sepa la historia, que se sepa la verdad y no una sola verdad para que esto a ser posible no vuelva a ocurrir. Y también que se sepa las cosas que puede traer una guerra”.

“Total conexión con los familiares”

En todo momento, los familiares de las víctimas represaliadas han sido partícipes y conocedores del proceso de exhumación de los restos. Tanto por parte del ayuntamiento de Tembleque y la asociación Manuel Azaña, pero sobre todo de Alfredo, recalcan, han estado en contacto.

“Ha sido siempre muy directa a través de la concejalía que lleva Alfredo Saavedra. Nos hemos reunido en cuatro o cinco ocasiones para hablar del tema, avanzarles los proyectos, en qué iban a consistir las cosas, quiénes iban a participar…”, cuenta Ignacio. Paco Etxeberria, el médico forense que asesora a la Secretaria de Estado de Memoria Democrática, visitó un día la localidad para hablar también con ellos.

Alfredo cuenta que una vez que se haya acabado la exhumación, el ayuntamiento tiene que hacer una obra de adecentamiento del cementerio, donde las dimensiones de la fosa común “las seguiríamos manteniendo como monumento y como panteón, que pasaría a titularidad municipal para que las familias tengan la certeza de que se continúe con su mantenimiento”.

“Tenemos que poner en marcha un memorial real donde se digan los nombres de las personas que han aparecido en la fosa según las correspondencias de ADN con los familiares”, detalla que Ignacio, que recalca que puede ser posible “que aparezcan también los nombres de la documental, pero lo más importante es que ese memorial se va a quedar hecho y cualquier familiar que quiera depositar sus restos ahí lo podrá hacer, al igual que los que quieran llevárselos a alguna sepultura individual lo podrán hacer”.

Para Ángel, la Ley de Memoria Democrática aprobada recientemente “llega tarde”, pero que los restos de su familiar lo puedan ver algunos de ellos “nos podemos sentir orgullosos”.