Reportaje | Los jóvenes de la España Vaciada levantan la voz en medio del desinterés político de los millennial y generación Z

Miles de personas durante una manifestación para condenar el asesinato de un joven de 24 años el pasado sábado en A Coruña debido a una paliza, a 5 de julio de 2021, en Madrid, (España). Bajo el lema, #JusticiaParaSamuel, los asistentes quieren mostrar su

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Alba Córdoba de la Cruz
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La generación millennial, y ahora los Z, se enfrentan a su tercera crisis económica en lo que llevan de vida. No han experimentado esa estabilidad de bienestar social y económico que generaciones anteriores, como la de sus padres, pudieron vivir a la hora de conseguir un trabajo, independizarse o crear una familia.

La población de entre 18 y 35 años está pasando por una precariedad caracterizada, sobre todo, por un alto porcentaje de paro juvenil que causa en mayor o menor medida falta de oportunidades y de independencia.

Los jóvenes son conscientes de que su futuro es incierto y, tanto a nivel social como económico, lo van a tener difícil para conseguir una estabilidad. Y aun así, es el grupo de población que más movilizados están con los asuntos de derechos y libertades.

Es lo que sostiene Carlos Muñoz, consultor político. En cuestiones sociales se defienden mucho, como se ha podido ver con el movimiento feminista o el ecologista.

“El movimiento feminista ha calado muy bien entre la inmensa mayoría de los jóvenes y las movilizaciones son constantes y con gran presencia juvenil. El ecologismo más de lo mismo, y antes de la pandemia había movilizaciones muy potentes”, cuenta Muñoz.

Salen a la calle a protestar y manifestarse por cuestiones sociales que no solo afectan a su grupo de población, sino a la sociedad en general.

La lucha por conseguir oportunidades en las zonas rurales

Una de esas luchas, que hoy en día están candentes, es contra la despoblación en la España Vaciada. Las provincias que están en riesgo de abandono de población están alzando la voz para que sus pueblos no se queden más desiertos de lo que están. Y no solo protestan los adultos y los mayores, los jóvenes que viven en zonas rurales también lo hacen porque quieren tener una oportunidad, tanto laboral como vital, en sus municipios.

En el caso de Castilla-La Mancha, los jóvenes conquenses son los que han empezado a moverse por la provincia con el fin de reivindicar un futuro en Cuenca. El pasado 16 de marzo se presentó Jóvenes Cuenca Ahora, una asociación que pertenece a la plataforma ciudadana Cuenca Ahora para luchar contra la despoblación en la provincia.

De hecho, Carlos Muñoz es el responsable de sacar adelante esta agrupación porque “siempre había tenido la sensación de que los jóvenes de mi pueblo, Carrascosa del Campo, y en general en la provincia de Cuenca, tenían poco tejido asociativo o si lo había se centraba en la ciudad de Cuenca, por ejemplo”.

Destaca que “ahora es el momento de echar una mano en la construcción de un futuro digno para la provincia de Cuenca, sus pueblos y sus gentes”. Además, defiende que las reivindicaciones de los jóvenes conquenses “son las mismas que las del resto de jóvenes de la España Vaciada y del país, como no podía ser de otra manera, a las que se les suman otras específicas como la despoblación”.

Preguntado por si los jóvenes conquenses serían partícipes en el caso de que la plataforma Cuenca Ahora se presentara a las próximas elecciones, Muñoz responde que “una candidatura así movilizaría a los jóvenes conquenses, estoy seguro. Pero para ello deben sentirse partícipes de un proyecto desde el principio y no ver esa posible fuerza política como una más del espectro político”.

“Jóvenes Cuenca Ahora está dando sus primeros pasos, pero si somos capaces de avanzar hacia un movimiento juvenil transversal, que esté en la calle, en las plazas de los pueblos, que se vea útil para todos y todas, los jóvenes participarán activamente por la provincia”, defiende el consultor.

Carlos Muñoz dice que “estamos en un momento clave para la España Vaciada y para los jóvenes que viven en ella”. Es por ello que pensó que en Cuenca era necesaria una plataforma que fuese capaz de canalizar demandas, de poner sobre la mesa reivindicaciones y de promocionar ideas “potentes e innovadoras”.

“Si no lo hacemos nosotros nadie lo va a hacer por nosotros. Y en los pueblos de la España Vaciada hemos visto que nuestros mayores se han movilizado contra el cierre de entidades bancarias, por ejemplo. Y en cambio los jóvenes lo hemos dejado pasar”.

“Ha llegado el momento de que a los jóvenes se nos escuche y se nos tenga en cuenta”.

¿Por qué no protestan pese a la precariedad?

Uno de los asuntos por los que este grupo de población no protesta tanto son las cuestiones económicas. La periodista y politóloga Estefanía Molina señala que “es algo paradójico, porque es una generación muy precaria, pero no protestan por las cuestiones económicas y eso tiene que ver con los incentivos del sistema”. Es decir, los jóvenes se han resignado a no quejarse por la cultura que han dejado las anteriores crisis, y eso se ha forjado en un sentimiento de desprotección y desconfianza hacia las instituciones.

Molina sostiene que ellos “se ven solos frente al mundo del trabajo y hace que en lo económico estén mas resignados, pero no en las causas sociales y en derechos y libertades”.

Asimismo, avisa de que según se encuentran los jóvenes a día de hoy “va a haber una fuerte desigualdad a mi entender de la gente joven, que será la gente del mañana. Por eso, ahora las políticas creadas incluso a nivel europeo van muy enfocadas a la juventud”.

"Los jóvenes no se sienten escuchados"

Dos años después, en los que la sociedad ha vivido una pandemia sanitaria que ha ocasionado una crisis económica, y que los ánimos parlamentarios han estado polarizados desde el principio de la legislatura, ¿qué piensan los jóvenes del sistema político actual?

Estefanía Molina cuenta que lo que ha pasado con el interés político de los jóvenes ha sido que con el movimiento reivindicativo del 15M había esperanza e ilusión de cambio, pero se convirtió en desazón. “No se trata tanto de lo que ha ido ocurriendo estos años, “sino de un problema estructural. Los jóvenes no se sienten escuchados”.

“Ahora estamos en un momento de desazón, porque mucha gente, y no solo los jóvenes, sienten que sus demandas no han sido canalizadas por el sistema, y de ahí que también veamos que haya crecido la conflictividad social y otras cuestiones más allá del contexto económico”.

La politóloga dice que “esto nos debería preocupar” porque es el momento en el que pueden aparecer nuevos populismos y tensiones en nuestro sistema político, polarización, “e incluso reacciones como el nihilismo o hastío con el sistema político”.

Las soluciones para combatir esta desigualdad, según la politóloga, es tener unas condiciones laborales dignas y acceso a una vivienda. Y para conseguir la segunda, primero hay que empezar con la primera.

“Para que eso se produzca, España necesita una fuerte reconversión de su sistema industrial. La precariedad se puede atajar con leyes, pero en esencia en los países donde la gente tiene un buen nivel de vida es donde hay una potente industria. A España le falta ese empujón, y está la esperanza de que los Fondos Europeos reconviertan nuestro tejido productivo”, defiende Molina.

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