La sequía meteorológica se ha cobrado ya un 38 por ciento de la producción de cereal en la región

Redacción CMM
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La falta de lluvias continuada o sequía meteorológica se ha visto confirmada además por una primavera que ha sido la decimoquinta más seca desde 1965. Una situación que ha afectado a sectores sensibles como la agricultura y la ganadería en la región. La Aemet, la Agencia Española de Meteorología, ya lo anunciaba ayer, y las previsiones no son más favorables.

Castilla-La Mancha ha tenido una primavera más cálida y seca que la media de los últimos años, con grandes diferencias entre los meses de marzo y mayo, en general secos y con temperaturas más altas, y el mes de abril, que fue húmedo y con temperaturas más bajas de lo habitual.

Así lo ha confirmado este viernes en rueda de prensa la delegada en Castilla-La Mancha la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Paloma Castro, que ha indicado que el periodo comprendido entre el 1 de marzo y el 31 de mayo ha tenido un carácter cálido en la región, similar al del conjunto de España donde ha habido una temperatura media de 14,2 grados, medio grado por encima de la media en esta estación.

Temperaturas altas

En Castilla-La Mancha las temperaturas han sido superiores a las normales, de forma que la primavera ha sido muy cálida en Toledo, cálida en Ciudad Real, Cuenca y Guadalajara y normal en Molina de Aragón (Guadalajara).

La temperatura máxima se registró en Talavera de la Reina el 15 de mayo, con 35,5 grados, mientras que la mínima más baja no se ha registrado en Molina de Aragón, como es habitual, sino en el también municipio guadalajareño de Sigüenza, donde el 30 de abril se registraron 7,7 grados bajo cero.

En abril hubo grandes cantidades de precipitaciones en el sureste de la Península, que afectaron también a Albacete, de forma que el observatorio de Albacete-Los Llanos registró el 19 de abril 63,6 milímetro (63,3 litros por metro cuadrado), que superó en 5,3 milímetros la efeméride anterior que data de 1959, cuando se recogieron 58,3 milímetros.

Pérdidas en ganadería y agricultura

Por el momento, las pérdidas son ya evidentes, la Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos estima una pérdida en la cosecha de cereales de 1.500 millones de euros debido a la sequía que se está dando en todo el territorio español. Esta situación es muy similar a la del año 2017, en el que se cosecharon 7,6 millones toneladas menos que en 2018. Si se toma como referencia el año pasado, la organización pone en evidencia que se van a perder alrededor de 9 millones de toneladas de la cosecha de cereal de secano por la falta de lluvia, que supone el 46% de pérdida.

Dos años de sequía

La organización alerta de que en un trienio (2017-2019) ya se han dado dos años de sequía, por lo que la Administración debería tomar medidas que ayuden a paliar la situación por la que atraviesan los agricultores, así como los ganaderos de extensivo, perjudicados también por la falta de pastos y el consiguiente aumento del precio de los piensos y forrajes.

Aunque una de las regiones más castigadas es Castilla y León, que ha visto reducirse su cosecha de cereales de secano en casi un 60% respecto al 2018,  en Castilla-La Mancha se registran pérdidas de producción de 1,5 millones de toneladas, lo que supone alrededor de un 38%.

Los agricultores piden cambios en la PAC

Alguna de las soluciones que propone Unión de Uniones es mayor flexibilidad en el cumplimiento de los compromisos del pago verde de la PAC, al darse situaciones en las que el segundo o tercer cultivo sembrado no ha nacido de forma adecuada ante la falta de lluvias, así como dar cumplimiento al requisito de la diversificación de cultivos, como ha sucedido con el cultivo del girasol.

También pide que se establezca una compensación parcial de la pérdida a través de ayuda de mínimos a agricultores y ganaderos afectados incrementando el tope máximo por explotación hasta los 25.000 euros.

Ganados sin pastos

La ganadería es otro sector que también se ve afectado, al ser dependiente del primero. Así se puede ver en casos concretos como en Puebla de Don Rodrigo en Ciudad Real y el Campo de Talavera en Toledo.

La falta de pastos es evidente, lo que implica mayor consumo de piensos, en un momento en el que el precio del cereal se incrementa por la baja producción. Si ponemos cifras, en este momento un rebaño de 2.000 ovejas requiere 40 mil kilos de pienso al mes.

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