Arte inmersivo: ¿a qué huelen las grandes obras de arte?

Alfredo Madridano Gutierrez
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"En el arte entonces había la intención de coger la vida y meterla en el lienzo a base de realismo pictórico, a base de texturas, de intentar dar el máximo de información para que el espectador de aquella época, al ver un cuadro grande de naturaleza muerta, casi las oliera o despertara en esa persona las diferentes sensaciones", nos cuenta Álvarez de Toledo. En un tiempo en el que no había electricidad y por tanto, no había televisión, "esas imágenes a color eran un trampantojo a la realidad".

En la exposición de La Haya se han intentado recrear los olores que hay en cada cuadro. "¿Cómo olerían los canales de Ámsterdam en 1600? ¿A qué olería la "Lección de anatomía" de Rembrant? Me parece un ejercicio muy interesante", apunta el director dejando que sea el espectador quien imagine estos olores que podrían llegar a ser una realidad, al menos aproximada, en el futuro de los museos.

Los museos de arte van perdiendo público

Desde su experiencia como profesor de arte, Álvarez de Toledo percibe la desconexión que muchos de sus alumnos sientes al ver grandes obras de arte expuestas en salas. "Lo ven como algo colgado en la pared, fuera de contexto, lo vemos en un museo casi en una especie de cubo blanco, insípido". De ahí que la propuesta del Museo Mauritshuis aporte una experiencia totalmente distinta. "Poder oler los cuadros es un reclamo, una manera didáctica de atraer a un público que a lo mejor solamente con la vista no se relaciona. El olor despierta en nosotros muchos recuerdos, muchas emociones muy personales". Una iniciativa que podría traer nueva audiencia a los museos, pero muy difícil de realizarse ya que precisa de un gran equipo de profesionales para poder recrear un solo olor.

Sin embargo, a esta nueva experiencia no le faltan críticas que afirman que el uso de un olor u otro condiciona al espectador, como cuenta el entrevistado, "un olor no deja de ser una interpretación, entonces me está condicionando. También es bueno ver un cuadro e imaginarse a qué olería".

Pablo Álvarez de Toledo Müller termina advirtiendo del peligro del arte inmersivo. "No es el síntoma de una sociedad de borregos a los cuales nos tienen que decir qué sentir, qué oler, qué comer, qué ver y qué escuchar porque si no somos como amebas que no tenemos la capacidad crítica de digerir imágenes. Hay que tener cuidado. Leer un libro, escuchar música con los ojos cerrados, ver un cuadro... ya debe despertar en nosotros todas estas emociones sin tener que aderezarlas de las emociones reales".

Todos los sábados desde las 12 de la noche, #808Radio con Juan Antonio Lorente – Yoikol, Francisco Esquivias – System Efe y Raúl Álvarez – nesec en Radio Castilla-La Mancha.

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