El heredero de Arabia Saudí llega a España con una agenda plaga de acuerdos

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Isaías Blázquez
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Mohamed Bin Salman, príncipe heredero de Arabia Saudí, pasará un par de días en la capital de España. Un viaje con una agenda plagada de encuentros, que pueden terminar con la firma de varios acuerdos valorados en miles de millones de euros. Bin Salman se aloja en el Palacio del Pardo y ya se ha reunido en el Palacio de la Zarzuela con el Rey Felipe VI y con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, junto con varios ministros del gabinete, como la titular de Defensa, María Dolores de Cospedal, y el de Fomento, Íñigo de la Serna, con ambos, ha firmado acuerdos.

El príncipe heredero cierra en Madrid una larga gira de negocios. Bajo el brazo, un presupuesto descomunal para invertir en Defensa, y muy tentador para quienes le reciben. Pero la otra cara de la moneda, es dónde va a parar todo el material militar. La mayoría, a castigar a la población de Yemen. Mohamed Bin Salman muestra dos caras: la reformista, en su país, y la del látigo para los yemeníes.

Perfil de Mohamed Bin Salman

Se mueve bien en los negocios y despliega una sonrisa amable. Derrocha encanto en una gira de dos meses en la que están en juego miles de millones de euros. Londres, Washington, París... y también Madrid. Busca inversores para su país, pero a la vez tiene un presupuesto descomunal para gastar. De España podría marcharse cerrando la compra de 5 fragatas que construiría Navantia. Un trato de 2000 millones de euros, tan goloso como polémico. 4 ong's piden a España que no venda material que servirá para masacrar a la población Yemení.

Y es que el mayor embajador de Arabia, el mayor reformista de cara a la galería, es también el gran látigo de Yemen. A sus 32 años, el príncipe Salman es titular de Defensa en su país y responsable de cualquier acción militar. Nunca un heredero de la dinastía saudí había acumulado tanto poder, es el hombre fuerte del régimen. Y dentro del país vende apertura: las mujeres ya pueden conducir o ir al fútbol en espacios reservados para ellas. Fuera de Arabia Saudí, comercia con armas, traza alianzas con el presidente estadounidense, Donald Trump, y se da caprichos de rey en la sombra. En menos de un año ha comprado la mansión más cara del mundo, en París, y pulverizó los récords al comprar una obra de Da Vinci, por 300 millones de dólares.

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