Castellanomanchegos en México: así vivieron el terremoto

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Elena Garcia Fermosel
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Un día después del devastador terremoto que ha asolado México nos hemos puesto en contacto con varios castellanomanchegos que residen en algunas de las ciudades más afectadas por este seísmo que ha dejado ya más de 200 fallecidos.

Pocas horas después de conocer la noticia del terremoto les contamos la historia de Sofía: una joven de Ciudad Real a la que su familia no conseguía localizar. Su madre hizo un llamamiento en nuestras redes sociales mostrando su foto. Un llamamiento que siguieron más de 120.000 personas, cientos de ellas la compartieron en sus publicaciones y grupos mexicanos.

Afortunadamente su madre, a las pocas horas confirmaba a CMM que habían logrado ponerse en contacto con ellas tras varias horas de angustia.

Universitarios de Cuenca

Diferente situación viven unos 11 estudiantes de la Universidad de Castilla-La Mancha, aún sin localizar. La Universidad regional está intentando contactar con ellos y han explicado a Efe que algunos de ellos ya "han podido comunicarse" con sus familias, aunque la situación de caos en el país les puede estar dificultando las comunicaciones. Ninguno de ellos estudia en México D.F., la zona más afectada por el seismo.

Los alumnos viajaron a México el pasado mes de agosto para seguir con sus estudios a diferentes universidades, entre ellas la de Puebla, donde también se dejó notar el temblor.

Precisamente desde Puebla nos llega el testimonio de Laura González Orihuela, periodista y enfermera de Talavera de la Reina.

Pasado el peor momento, se ha desplazado a otras zonas más afectadas para ayudar a la reconstrucción porque nos cuenta, la situación es de caos. A ella la pillo el temblor trabajando en el hospital y nos relata cómo se tambaleó todo el edificio.

Mercedes Díaz se encuentra en México DF. Ella es de Pepino en Toledo y aseguró que sintió cómo tembló todo el suelo. "Pensé que se hundía", ha explicado en el testimonio que nos envía desde México.

Parecida situación la que vivía Diego Otero, de Las Perdices. Asegura que sintió como todo se movía. "Hay un momento en que piensas que no te puedes ni mantener en pie".

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