Ciudad Real celebrará un misa funeral en memoria del salesiano Antonio César Fernández

Susana Palomo Gómez
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Cada dos años, Antonio César Fernández pasaba sus vacaciones en Ciudad Real donde reside su hermana. Allí, la comunidad salesiana le recuerda como una persona espiritual y, sobre todo, como un hombre bueno. Aunque era natural de Pozoblanco, en Córdoba, mantenía una estrecha relación con Ciudad Real. En su memoria celebrarán, dentro de unos días, una misa funeral.

Ni en vacaciones, cuando regresaba junto a su familia afincada en Ciudad Real, acababa su misión evangelizadora. En la parroquia de San Ignacio y en otras de la ciudad en las que celebraba la eucaristía.

A  la comunidad salesiana, a la que no paran de llegar muestras de condolencia, lo recuerda como una persona buena.

Maestro de novicios en Togo, su primer destino en la década de los 80, ejercía en Burkina Faso. En la frontera entre estos dos países un ataque terrorista acabó con su vida y la de otras cinco personas más. Murió en un control aduanero, en lo que parece un atentado selectivo donde lo capturaron y mataron él mientras que dejaron vivos a dos de sus acompañantes: dos misioneros africanos. Horas antes, el misionero, agradecía a los jóvenes su vocación.

Una vida de misiones en países en conflicto

Su familia- eran cinco hermanos, una de ellas vive en Ciudad Real-  estaba al tanto del riesgo que corría Antonio César porque en sus cincuenta años de misiones, no pocas veces había estado en zonas de conflicto.

El Gobierno español ha informado de que se ha abierto una investigación por su asesinato. Aun no hay fecha para la repatriación del cadáver.

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