Tierras de Cerámica: un ceramista del S. XVI podría trabajar en un taller del S. XXI

Elena Garcia Fermosel
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En la tradición cerámica de Talavera y Puente, encontramos una fidelidad absoluta a las técnicas empleadas a lo largo de los siglos. Un ceramista del siglo XVI podría trabajar en un taller del XXI, pues se han mantenido los usos y los instrumentos intactos.

Algo que se valora, de cara a que estas técnicas cerámicas sean declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, un proyecto impulsado por Tierras de Cerámica.

En los cables de cobre reside parte de la identidad de la cerámica de Puente del Arzobispo. Cocido a más de mil grados, genera una cascarilla que, triturada y más tarde, tamizada, se mezcla con piedra y agua para lograr el verde cobre típico del municipio.

Técnica cerámica que se hereda de generación en generación

Labor que bien conoce el ceramista Agustín de la Cal, y antes su padre, y su abuelo y bisabuelo. Fórmula que pasa de generación en generación y que ahora custodia su hija Belén.

Inherente a este patrimonio, lugares como las canteras y arcillas, únicas, que dan a las vajillas un sonido acampanado. O instrumentos, herencia de siglos lejanos.

La caña, para guardar el pulso del pintor, el rabo de conejo, para eliminar de impurezas la loza, la torneta, de la que se vale el ceramista y los estarcido, fijados con la muñequilla de carbón. Todos, elementos únicos de este bien que busca ser patrimonio inmaterial.

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