La ventilación, clave contra la transmisión aérea del coronavirus, según varios expertos

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Redacción CMM
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Primero se dijo que el coronavirus se transmitía por gotas en las superficies (los fómites), y por eso nos lavamos las manos. Luego, que por gotas de saliva (gotículas o droplets en inglés), y por eso llevamos mascarilla y guardamos la distancia de seguridad: por su propio peso, caerían a distancias de más de dos metros. Ahora, decenas de expertos insisten en que añadamos al paradigma de la lucha contra la Covid-19 un factor fundamental: los aerosoles, las partículas más pequeñas que emitimos al hablar o respirar.

Estas se comportarían más como el humo de un cigarro que como proyectiles y, por ello, la próxima herramienta clave de la lucha contra el SARS-CoV-2 sería la ventilación. Si el ambiente de una habitación está “cargado”, el nivel de virus en aire puede ser tal que se produzca el contagio, se mantenga o no la distancia de seguridad.

“No tenemos bien calibrados los riesgos de contagio de la Covid-19, pero poco a poco vamos aprendiendo”, asegura en una entrevista con CMM Digital María Cruz Minguillón, investigadora en aerosoles atmosféricos en IDAEA-CSIC. “Al principio ni se recomendaba el uso de la mascarilla, pero ahora la evidencia sobre el contagio por aire es abrumadora. Para la vuelta al cole es imprescindible tener esto en cuenta: las clases, siempre mejor con la ventana abierta”.

La experta pide encarecidamente que los medios de comunicación transmitan este mensaje porque, en su opinión, está infravalorada la importancia de los aerosoles como riesgo Covid. Lo mismo opinan 239 científicos que han pedido a la OMS que reconsidere la baja importancia que da a la transmisión por aire.

Desatención a la propagación por aerosoles de la OMS

“Si bien la OMS y los CDC (Centro de Control de Enfermedades) afirman que los aerosoles podrían provocar la transmisión en algunas situaciones muy específicas, ambas organizaciones sostienen que esta vía es menos relevante. Creo que se trata de un error importante”, ha escrito José Luis Jiménez, investigador de Ciencias Ambientales de la Universidad de Colorado Boulder en El País. “La respuesta de la OMS fue actualizar tímidamente su posición, pero sigue siendo muy escéptica sobre la importancia de esta vía [por aerosoles]”.

Experimento con mascarillas de la Universidad Técnica de Delft

Minguillón, por su parte, insiste en que no tiene sentido estar dentro de un restaurante durante dos horas sin mascarilla, y luego ponérsela para ir a pasear por el parque. El riesgo de contagio es superior en casi cualquier espacio interior que corriendo al aire libre, afirma. “El contagio es más probable en interiores. En todos. Pero no en todos igual. Depende de la densidad de personas, de la distancia entre ellas, de la renovación de aire que haya, del uso o no de mascarilla, del tipo de actividad (hablar alto o cantar tiene más riesgo que simplemente respirar)”.

Otro factor importante es el tiempo: “No es lo mismo diez minutos en el metro que estar dos horas en casa de mi amigo, por mucho que me parezca que los virus de mi conocido son más simpáticos”.

Propone visualizar el riesgo como si al respirar se emitiera humo de tabaco. Si estamos en una habitación respirando, hablando, incluso gritando, y ésta no está bien ventilada, el aire se carga de virus y eso hace el lugar más propenso al contagio. “Lo mejor es estar fuera y, si no es posible, renovar el aire, no moverlo”.

Ventilación de edificios contra el coronavirus: claves

¿Son seguros los sistemas de ventilación habituales en las oficinas, que suelen estar con las ventanas cerradas?

Los edificios de oficinas suelen tener sistemas de ventilación. En estos casos “hay que aumentar lo más posible la cantidad de aire que viene de fuera. Eso no se puede hacer a placer, porque si estamos a 35 grados y lo tenemos que enfriar a 26, el sistema no tiene suficiente potencia”.

Además, recomienda poner  el filtro más eficiente posible que soporte la potencia del sistema y aumentar el número de veces que se renueva el aire por hora.

¿Cómo saber si el aire de una habitación está “cargado” o no? Jiménez y Minguillón, entre otros expertos, recomiendan el uso de medidores de concentración de CO2. El dióxido de carbono se emite al respirar. En la calle, el nivel “está a 420”, explica la experta en aerosoles del CSIC. Si en un interior vemos que sube demasiado, por ejemplo si llega a mil, “es que hace falta ventilar”.

Dos últimos consejos. El primero, “las pantallas protectoras sirven de muy poco. Me protegen si estornudo porque las gotículas no me llegarán”, pero no del aire concentrado con virus. Además, es importante ajustarse bien la mascarilla y no ponerse detrás de alguien que la lleve mal puesta, porque los huecos proyectan el chorro de aerosoles. Esto se puede apreciar en el experimento con mascarillas y aire tintado de la Universidad Técnica de Delft (ver más arriba).

Las recomendaciones de la Universidad de Harvard sobre ventilación

Foto: Esquema de decisión de la Universidad de Harvard

La Universidad de Harvard, en su documento ESCUELAS SALUDABLES, Estrategias de reducción de riesgos para la reapertura, ha dado recomendaciones detalladas para mejorar la seguridad de los centros escolares (y otros edificios públicos). En cuando a ventilación, afirman:

“El SARS-CoV-2 presente en la tos, los estornudos y el aliento exhalado de la persona infectada puede desplazarse por el aire, dispersarse por toda la habitación y permanecer en suspensión durante horas. Este virus en suspensión de largo alcance puede infectar incluso a personas que no tuvieron ningún contacto con el infectado, si inhalan suficiente cantidad del virus. El ingreso de aire puro en la habitación permite diluir o desplazar el virus en suspensión, lo que a su vez reduce las probabilidades de inhalar suficiente cantidad de aerosoles contagiosos como para infectarse.

Idealmente, dictar las clases al aire libre aporta la mayor cantidad de aire puro y presenta la mayor efectividad de disolución de partículas infecciosas de SARS-CoV-2 en el ambiente. La mejor alternativa es dotar a los edificios de sistemas de ventilación mecánica capaces de movilizar el aire del exterior hacia el interior y distribuirlo a distintas áreas del edificio. Generalmente, una porción del aire interior se recicla y se mezcla con el aire exterior que acaba de ingresar para reducir los costos energéticos de la calefacción y la refrigeración.

No obstante, dada la transmisión viral aérea de largo alcance que puede ocurrir durante una pandemia, el aire reciclado puede generar una acumulación de partículas infectadas en entornos interiores y posiblemente propagar el virus a otras áreas del edificio. En consecuencia, durante este período es necesario eliminar o restringir al máximo el aire reciclado dentro de los edificios (con el consecuente incremento de aire puro proveniente del exterior). ”.

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