La muerte de Al Bagdadi, un duro golpe al yihadismo, pero no su final

Cúpula Daesh

Elena Labrado Calera
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La muerte del líder del yihadista del Daesh (Estado Islámico), Abu Bakr Al Bagdadi, durante una operación estadounidense en Siria supone un duro golpe para ese grupo terrorista, pero no su final, en opinión de dirigentes políticos mundiales.

Nadie cuestiona que su figura fuera todo un símbolo del movimiento, pero ya no ostentaba el poder que había llegado a tener antaño al frente del Daesh y ya no dirigía él mismo las operaciones diarias del grupo yihadista. De hecho, según publica el semanario estadounidense Newsweek, la organización ya tendría un nuevo líder: Abdullah Qardash, también conocido como Hajji Abdullah al-Afari, exoficial del ejército iraquí en la época de Saddam Hussein y que había compartido cautiverio con Al Bagdadi en Camp Bucca, en Basora, encerrados ambos allí por las fuerzas estadounidenses por sus presuntos vínculos con Al Qaeda.

Al parecer, Al Bagdadi habría designado a Qardash para liderar los "asuntos musulmanes" del grupo ya en agosto pasado, lo que supondría nombrarle de facto como su heredero al frente del autoproclamado Estado Islámico. Sin embargo, la organización nunca ha hablado "oficialmente" al respecto, de ahí que haya quienes ponen en duda este movimiento de su ya fallecido líder.

Aun así, lo que parece claro es que, con un poder simbólico, la muerte de Al Bagdadi no implica la desaparición del movimiento yihadista del Daesh. Y eso es algo a lo que han hecho referencia tanto el presidente francés, Emmanuel Macron, como el primer ministro británico, Boris Johnson o el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg (la Alianza Atlántica colabora con la coalición internacional que encabeza EEUU contra el Daesh y forma a las fuerzas de seguridad de Irak para ayudarles a que ese grupo no vuelva a recuperar territorio en el país), que ha asegurado que la organización "permanece comprometida con la lucha contra nuestro enemigo común, el Estado Islámico".

De este modo, la muerte de Al Bagdadi es un hito importante, pero su organización terrorista continúa y, también, la campaña en su contra.

Muerto también el portavoz y mano derecha de Al Bagdadi

En una segunda operación estadounidense, continuación de la que ha acabado con la vida de Al Bagdadi, su portavoz y mano derecha, Abu Al Hasan Al Muhajir, también habría fallecido como consecuencia de un ataque de las fuerzas de EE.UU., según ha anunciado el comandante de la alianza liderada por los kurdos sirios Fuerzas de Siria Democrática (FSD), Mazlum Abdi.

Las FSD creen que Al Muhayer estaba en la zona para "facilitar" la entrada de Al Bagdadi en el denominado "Escudo del Éufrates", territorio sirio objeto de la operación homónima lanzada por Turquía en 2016 y tras la que Ankara se hizo con el control.

"Las dos operaciones lideradas por EE.UU. han desmantelado de forma efectiva la cúpula del EI que se escondía en el noroeste de Siria, hay más que aún se esconden en la misma área", indicó el portavoz de la alianza Mustafa Bali.

El momento para Trump

Ambas operaciones de las fuerzas de élite del ejército estadounidense llegan en un momento de debilidad, tanto interna como externa, para el presidente de EE.UU., Donald Trump. En el frente interno, por el proceso de impeachment (juicio político) en su contra, iniciado por la oposición demócrata en el Congreso, ya en plena precampaña hacia las presidenciales del año que viene. Desde el punto de vista externo, por las críticas generadas por su polémica decisión de retirar sus tropas del noreste de Siria, dando paso a la invasión militar turca de la zona y abandonando a sus aliados en la lucha contra el yihadismo: los kurdos sirios.

En estas circunstancias, medios estadounidenses destacan la comparativa entre estas dos imágenes: Trump y su equipo en la Situation Room, en el marco de la operación contra Al Bagdadi, y Obama y el suyo, en el marco de la acción que acabó con la vida de Osama Bin Laden.

Medios de comunicación de EE.UU. que ven aquí una operación para intentar el fortalecimiento de la imagen de Trump en un momento en que su popularidad cae. Un ejemplo de esta caída son los abucheos que ha tenido que oír en su primera aparición tras la muerte del líder del Daesh en un partido de béisbol:

CMM/EFE

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