Aumenta la violencia machista en menores: "La solución está en la educación"

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Alba Córdoba de la Cruz
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En las últimas semanas están saliendo a la luz numerosos casos de violencia sexual en menores de edad. Unos datos que están en alza y que el último que conocemos sucedía el pasado 18 de mayo en Burjassot (Valencia), donde dos chicas de 12 años fueron presuntamente agredidas sexualmente, una de ellas de manera grupal.

El último informe de Violencia Doméstica y de Género del año 2021 publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) refleja un aumento del número de mujeres víctimas de violencia de género: un 3,2 % más que en el año 2020.

30.141 mujeres sufrieron el año pasado violencia de género correspondientes a los asuntos en los que se habían dictado medidas cautelares u órdenes de protección.

Lo que ese informe también señala es que el mayor aumento del número de víctimas en el 2021 se dio entre las mujeres de menos de 18 años, un 28,6 %. Asimismo, los adolescentes es el grupo de edad en el que más ha aumentado el número de denuncias respecto a 2020: un 70,8 %. No es el único documento que demuestra que en el último año se ha mostrado un cambio de mentalidad en los jóvenes con respecto a los asuntos de violencia y roles de género.

Los datos apuntan a que uno de cada cinco hombres de entre 15 y 29 años cree que no existe violencia machista y que es un “invento ideológico”, según explica el barómetro sobre juventud y género de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD). Ese informe también señala que se ha duplicado el grado en hombres respecto a mujeres que normalizan o invisibilizan la violencia de género.

¿Qué ha pasado entre los adolescentes en el último año para que se haya producido esto?

Falta de educación desde pequeños

Una de las causas que coinciden entre expertos es la falta de educación desde bien pequeños, tanto en los centros educativos como en el entorno.

“Hay una carencia emocional brutal que les lleva a tener unas relaciones de pareja o de amistad desiguales, en las que el hombre tiene que tener el peso y la carga sobre determinadas cosas, incluso en el tema de la sexualidad, de ahí que vengan problemas de violencia de género”, señala Lara Avargues, psicóloga, sexóloga y agente de igualdad.

“Es una falta de educación en género. Tienen roles de género muy marcados sobre lo que es un hombre “de verdad”, es decir, que no tiene inseguridades, que no tiene vergüenza, no tiene emociones, no expresa vulnerabilidades… Están enfocados a resolver problemas, tener éxitos, más que el hecho de entender emociones y las del resto de personas”.

Las características que se asocian tradicionalmente a lo que debe ser un niño y una niña se ven desde muy pequeños a través de la publicidad sexista, el lenguaje e incluso el humor sexista, “porque lo consideramos todo de broma y no lo interpretamos como algo negativo. Al final, ese tipo de desigualdad que se normaliza desde la infancia constituye los estereotipos”, cuenta una educadora social especializada en violencia de género.

Destaca que desde la educación social apuestan por la prevención desde la infancia, sobre todo desde edades más tempranas, “porque cuando vas trasmitiendo una serie de valores e ideas de igualdad entre niños y niñas, desde abajo para arriba, creces con otras ideas”.

Las redes sociales y la pandemia

El uso de las nuevas tecnologías es otro factor que ha provocado esta conducta en esos jóvenes. “El uso de las tecnologías tan temprano hace que muchos adolescentes acostumbren su cerebro a la tecnología y todavía no tienen un pensamiento desarrollado para su uso”, señala Avargues.

Cuenta que muchos de ellos no tienen a esas edades un pensamiento crítico para saber si la información que les llega a través de las redes sociales es de calidad o no. “Ahora mismo, las redes son más una influencia y una referencia que los propios padres y madres”.

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Esto se une a que la población adolescente ha sufrido una pandemia sanitaria en la que la sociedad ha prestado más atención a otros grupos de población. Los jóvenes, durante ese tiempo, encontraron en las redes sociales y las nuevas tecnologías la socialización que no tenían.

La educadora social señala que “poco se ha hablado de lo que ha pasado la población adolescente, que se han visto encerrados en casa con todo lo que conlleva a nivel relaciones y emocional. Todos tenemos claro que la adolescencia supone una etapa de muchos puntos de situaciones críticas a nivel emocional”.

¿Aumentan los casos de violencia o la gente denuncia más?

La tendencia al alza de los casos de violencia machista en menores trae a debate si hoy en día, con toda la información que se tiene, se producen más agresiones o si las víctimas denuncian más estas situaciones.

“Creo que las dos cosas. Por un lado la gente, sobre todo más mayor, puede tener acceso a más información y estar más alerta de cuestiones que vean más raras en el sentido relacional, por eso puede que haya aumentado las denuncias”, cuenta la educadora social.

Sin embargo, también cree que “hay mucho más que no se está denunciando, porque como estas conductas están tan normalizadas, la víctima no ha establecido una línea entre lo que considera normal de lo que no, dónde pone el límite de si esto le pasa a todas las chicas o está llegando a algo más”.

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Desaprender y volver a aprender

Los jóvenes que realizan estas actuaciones machistas no tienen una personalidad fija, cuenta Avergues, sino que está relacionado con la educación que hayan recibido. Dentro de su perfil, es muy difícil que su mentalidad cambie cuando llegan a cierta edad.

“Muchas veces hay que desaprender y volver a aprender. No es una cuestión de cambio, porque el género el algo tan establecido que es algo que se vive como propio. Los chicos que cumplen esa hetero-normalidad y esa masculinidad tan férrea es muy complicado romper esos roles”.

Destaca que cuando estos chicos entienden que el machismo es algo que les afecta también a ellos, “se relajan y están más predispuestos a escuchar”.

Ambas profesionales destacan que lo fundamental es que haya una base educacional que rompa con los roles de género preestablecidos.

Según la educadora social, “la solución siempre tiene que venir de la educación y la prevención, y cuanto antes, ponernos a trabajar en cuestiones relativas a la igualdad entre niños y niñas para que eso se normalice desde pequeños. En personas adolescentes, los estereotipos son más difíciles de cambiar ”.

El 016 atiende a todas las víctimas de violencia machista las 24 horas del día y en 52 idiomas diferentes, al igual que el correo 016-online@igualdad.gob.es; también se presta atención mediante WhatsApp a través del número 600000016, y los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10.

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